Músicos en los Andes
Testemonios y textos escritos de dos músicos del Valle de Chancay (Sierra de Lima)

Editores: Juan Javier Rivera Andía, Adriana Dávila Franke
Informantes: Aquiles García Pastrana, Julián Montesinos Tupia

Lima
Publicado por la Pontificia Universidad Católica del Perú
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Índice

Introducción
1. El valle de Chancay y sus pueblos
2. Dos músicos y su escritura
3. Algunos antecedentes

Agradecimientos

Un músico de San Juan de Viscas (Pacaraos, Huaral, sierra de Lima)
Juan Javier Rivera Andía (ed.) y Aquiles García Pastrana (informante)
La trayectoria de un músico (testimonio)
San Juan de Viscas y sus fiestas (texto escrito) - (EXTRACTO)

Un músico de Nuestra Señora de la concepción de Pásac (Atavillos Alto, Huaral, Lima) - (NO INCLUIDO)
Adriana Dávila Franke (ed.) y Julián Montesinos Tupia (informante)
El aventurero paseño (testimonio)
"Canciones, huaynos y mulisas" (texto escrito)

Notas a pie de página

Bibliografía - (NO INCLUIDO)


Introducción

Dejemos que nuestros testigos hablen libremente... dejémosles divagar
Arthur M. Hocart (1975 [1935])

Este pequeño libro tiene un propósito específico: brindar al lector una aproximación a los músicos andinos contemporáneos. Queremos realizar esta aproximación a través de dos testimonios y dos documentos recopilados en el valle de Chancay, uno de los abruptos valles de la vertiente occidental de los Andes peruanos. En esta introducción otorgaremos algunos datos generales acerca de la comarca en que habitan los músicos que aquí presentamos. Esbozaremos el contexto en el que se enmarcan los testimonios y los textos que hemos recogido de ellos. También aclararemos cuales son los antecedentes y las motivaciones que hemos tenido presentes en la realización de este trabajo.

1. El valle de Chancay y sus pueblos

Son escasos noventa kilómetros los que separan el estrecho valle del río Chancay, de la capital del Perú y sus ocho millones de habitantes, Lima. El valle de Chancay, parte de la vertiente occidental de los Andes centrales peruanos1, se encuentra rodeada por los valles limeños de Huaura (al Norte) y de Canta (al Sur). Al Oeste, el valle limita con el océano Pacífico; y al Este con la línea de cumbre de los Andes occidentales, a la altura del nudo de Pasco. El río epónimo del valle se desliza hacia el mar desde estas cumbres generalmente cubiertas de nieve. En un trayecto de apenas 122 km., el río desciende alrededor de 4000 m., hasta atravesar el desértico litoral costeño en que floreciera el reino precolombino conocido como Cultura Chancay. La extensión de su cuenca, que determina los límites políticos de la actual provincia limeña de Huaral, abarca cerca de 3 200 km2 (en las cuales hay solo unas 27 000 hectáreas de superficie agrícola).

La parte baja del valle, la costeña, está dedicada al cultivo de algodón y frutas. Entre ellas y el desierto se encuentran las dos únicas ciudades en todo el valle: el viejo balneario de Chancay, fundado en el siglo XVII y coronado por un imponente castillo construido frente al mar; y la populosa ciudad republicana de Huaral, crecida alrededor de una antigua línea de ferrocarril, y actual capital de la provincia del mismo nombre. La parte alta del valle, la sierra, está poblada por pequeñas villas cuyos orígenes se remontan a las reducciones virreinales formadas en el siglo XVI.

Los indios del valle de Chancay pertenecían a dos antiguos reinos: los piscas y los atavillos. De ambos reinos, como de la fascinante cultura de la costa, quedan hoy numerosos vestigios, sobre todo arquitectónicos2. El reino de los atavillos ocupaba la banda izquierda del río y, al parecer, controló, no solo a sus vecinos de la banda derecha, los piscas, sino también a los habitantes del sureño valle de Chillón: los Canta. El primer español en recorrer esta extensa y abrupta comarca, fue Nicolás de Ribera el mozo, en el año de 1534. Poco después, en 1545, la parte alta del valle de Chancay será adscrita al corregimiento de Canta. La capital de este nuevo corregimiento, del mismo nombre, se establecerá en las riberas del río Chillón y será el nexo más importante entre la Ciudad de los Reyes, capital del virreinato del Perú, y las ricas minas del oriente (ubicadas en Cerro de Pasco y en Huánuco).

Los indios de la cuenca baja conformarían el corregimiento de Chancay. Todas las reducciones de indios fueron bautizadas con un nombre nativo y otro cristiano. Los atavillos formarán doce villas de la margen izquierda reunidas dentro de un repartimiento3 con dos subdivisiones: Atavillos Bajo y Atavillos Alto. A esta última perteneció la actual comunidad campesina de Nuestra Señora de la Concepción de Pásac, donde hoy vive uno de los protagonistas de este libro: Julián Montesinos Tupia.

En 1570 los indios del reino de los piscas también serán reunidos en dos repartimientos correspondientes a sus dos mitades. Por un lado, se encuentran los lurin piscas cuya capital será la villa de San Juan Bautista de Lampián. Por otro lado, encontramos a los hanan piscas reunidos en ocho villas, cuya capital será Santa Lucía de Pacaraos4. La villa de San Juan de Viscas - en donde radica, la mayor parte del tiempo, otro de nuestros protagonistas: Aquiles García Pastrana - perteneció a este último repartimiento: Pari-Pacaraos. Este no estaba integrado sólo por los hanan piscas. También fueron adscritos a él, los miembros de otro grupo étnico cuya denominación conocida no hace más que adoptar uno de los nombres quechuas dados a los extraños: "llacuaces". De estos llacuaces no sabemos mucho, sólo que vivían en territorios aun más altos y que fueron reunidos en cinco aldeas5 (Casaverde et. al. 1982 [1968]; Degregori et. al. 1973, Rostworowski 1978).

Es, pues, en el siglo XVI que se obtiene la actual configuración espacial y política del valle6, junto con algunos rasgos esenciales de su configuración interna (tales como el sistema de cargos de las comunidades campesinas). Hasta mediados del siglo XVII, la población del valle de Chancay - sometida al pago de tributos, al trabajo en las minas de la corona española y a la ejecución de servicios públicos - parece decrecer continuamente. Pero, a medida que se acerca el siglo XVIII, el incremento de sus habitantes producirá un uso cada vez más intensivo de sus tierras agrícolas y de sus extensos pastizales para la ganadería. Y, al parecer, más estos que aquellas. Así lo menciona la primera descripción que hace del valle un funcionario de la novísima República del Perú:

Sus caminos son demasiado escabrosos y de bastante peligro. Un temperamento acre que no permite hacer cosechas, sino escasamente recojer trigo, ajos y maiz, hace que sus habitantes se dediquen á la cria de ganado del que hacen gran comercio (Córdova y Urrutia 1992 [1839]: 54-55).

La administración política de estos pueblos no sufrirá cambios hasta la segunda mitad del siglo XX. En 1964, tres comunidades de la margen izquierda son separadas del distrito de Pacaraos e integran uno nuevo: Santa Cruz. San Juan de Viscas - junto con las restantes cuatro comunidades - seguirá integrando el distrito de Pacaraos. Finalmente, en 1976, todos los distritos de la parte alta del valle del Chancay - incluidos Atavillos Alto y Pacaraos - dejan de pertenecer a la provincia de Canta y forman parte de la nueva provincia de Huaral: de este modo, y quizá por primera vez en su historia, toda la cuenca del río Chancay formará una sola unida política7.

Dentro de cada pueblo, los varones adultos ocupan diversas funciones a favor de su comunidad. Estas funciones son determinadas por un sistema en el que, idealmente, se permanece desde los veinte hasta los sesenta años. Tal sistema alterna entre cargos civiles y cargos religiosos (Mendizábal 1964 y Fuenzalida 1976). Los cargos civiles constituyen comités administrativos que representan a la comunidad frente al Estado nacional. La "directiva comunal" es el más importante de estos comités. Ella está conformada por un presidente8, un vicepresidente, un teniente gobernador, un fiscal, un tesorero y varios subalternos; y es recompuesta anualmente según la antigüedad y la jerarquía de los comuneros. Además de estos cargos civiles, cuya jerarquía y composición son reguladas constantemente por el Estado, se mantienen otros tantos cargos religiosos. Estos cargos también están jerarquizados según la edad de los comuneros y la solemnidad de sus actividades. Es en torno a ellos que se ordena y cobra vida un gran conjunto de rituales religiosos. Ambos conjuntos paralelos de cargos, su sucesión misma, ha entrado en crisis con el incremento demográfico de las últimas décadas y la consecuente emigración.

Las familias de cada una de las comunidades del valle, suelen estar divididas en dos o cuatro parcialidades denominadas "barrios". Los espacios del pueblo, los terrenos de pastos y los protagonistas de las principales fiestas, siguen estas divisiones fundamentales. Las familias se agrupan, además, en torno a "juntas", cuyos fines son predominantemente económicos (Salvador 1986: 147-151). Otra forma de organización bastante común son las hermandades o cofradías integradas por cofrades que veneran una misma imagen católica. Cada año, estas cofradías celebran misas, pasean en andas la imagen de su patrón, hacen el rodeo de su ganado, y cuidan de la capilla que han construido en los caminos que parten del pueblo.

Todas las comunidades poseen tierras para la agricultura y la ganadería. Hay tierras agrícolas de propiedad y uso exclusivamente familiares. Estos terrenos se concentran en las partes bajas y medias del territorio del pueblo (entre los 2000 y 3700 m. aproximadamente), son heredables y pueden - al menos en teoría - venderse a terceros. Los cultivos privilegiados son el maíz, las habas, la arveja, la papa, el olluco (Ullucus tuberosus Loz ) y la oca (Oxalia Cuzcensis Knuth). El ciclo de producción está normado por un calendario más o menos estricto. Hay, además, tierras agrícolas de propiedad comunal dedicadas, alternadamente, al pastoreo del ganado vacuno y al cultivo de papa de "temporal" (es decir, sin otro riego que la lluvia). Cada año, la comunidad escoge uno de estos terrenos (ubicados entre los 3000 y 3800 m.) para repartirlo entre todos sus miembros. Una vez que todos han barbechado, sembrado y cosechado el sector que se les ha adjudicado, la directiva comunal declara ese terreno "en descanso": desde entonces, sólo podrá ser usado para alimentar el ganado vacuno. Así, todos los años, un terreno es barbechado y sembrado; otro es cosechado; y los demás son dejados a merced del ganado. Los extensos pastizales de puna, de propiedad comunal, albergan ganado vacuno y ovino (los camélidos fueron erradicados casi en su totalidad hace cuarenta años, debido a su poca rentabilidad). El ganado ovino, abundantísimo, permanece entre los 4500 y 5200 m. Es criado en las estancias: rústicas y pequeñas chozas de piedra provistas de rediles de, aproximadamente, diez metros de diámetro. Allí se reúne el ganado de una o varias familias, bajo el cuidado de un pariente (una viuda, un comunero anciano o un niño en vacaciones escolares) o de algún pastor contratado (al que llaman "huachillero"). El ganado vacuno, en cambio, no es criado en estancias sino que vive libre y disperso en las querencias ubicadas entre las tierras de temporal y los 4000 m. Durante los meses de lluvia, las reses en las que se han puesto las mayores esperanzas son mantenidas en los alfalfares y en las tierras de cultivo puestas en descanso9.

La influencia, cada vez mayor, que las ciudades, los medios de comunicación y las instituciones nacionales han ejercido sobre la sociedad rural del valle se remonta a los inicios mismos de las reducciones indígenas. Sin embargo, desde las últimas décadas del siglo pasado, esta influencia es cada vez más significativa. Ilustraremos esta intensificación con algunos datos sobre los siete pueblos que conformaron el distrito de Pacaraos; pueblos que, siendo los más altos y alejados del valle, sostienen relaciones constantes con los centros de influencia urbana, sus mercados y sus medios de difusión cultural. La migración a las ciudades se generaliza en la década de los sesenta, cuando los ricos hacendados de la costa construyen la carretera hacia el oriente que terminará atravesando el valle en toda su extensión.10 Como en el resto de los Andes, quienes emigran suelen mantener intensas relaciones entre sí y con sus parientes en las comunidades de origen. Hoy en día, las comunidades poseen servicios básicos, acceso a telefonía, atención médica y educación públicas. Los habitantes de habla castellana en esta comarca, en la que el quechua era hablado con regularidad hasta la primera mitad del siglo XX, suman hoy el 98% del total. Los porcentajes de población analfabeta y sin ningún nivel educativo formal, son relativamente bajos: el 12% y el 9%, respectivamente11.

Con el fin de dar una idea más precisa de las aldeas del valle de Chancay, consignaremos algunos datos sobre San Juan de Viscas, la tierra de Aquiles García Pastrana. Este pequeño pueblo reposa sobre una agreste y alta planicie en la margen derecha del río Chancay. En la parte más alta de ese breve llano están la plaza del pueblo y su magnífica iglesia de piedra. Desde esta plaza, ubicada a 3 750 m, es posible ver, en dirección este, las inmensas rocas negras manchadas de nieve, que forman la frontera natural entre los departamentos de Lima y Junín. La cordillera de la Viuda, a cuyos pies reposa el valle de Canta, puede ser vista desde las distintas calles que conforman la villa. La estadística que a principios del siglo XIX realizara Córdova y Urrutia nos brinda una descripción afortunada de su emplazamiento:

En la cima de un encumbrado cerro se halla este pueblo [de Viscas]... proporciona vista alegre sobre la costa y demás puntos colaterales. Una densa neblina cubre casi en todo el año la cúspide de la montaña donde habitan, de modo que es prodigio de la naturaleza el que existan en él sus habitantes, sin que el lugar les proporcione alguna ventaja, pues para sus sembríos tienen que bajar à la quebrada. Cosechan las mismas especies que los anteriores y es habitada por 203 indígenas: 79 hombres y 124 mujeres (Córdova y Urrutia 1992 [1839]: 56).

Las tierras de la jurisdicción de Viscas, como las del resto del distrito12, permiten tanto el cultivo a diferentes altitudes, como la crianza de ganado en sus pastizales y en las tierras de secano libres. Sus tierras, de relieve muy accidentado y de fuerte pendiente, se sitúan entre los 2700 m. y 4800 m. de altura. Limitan con las comunidades de San Juan de Coto, por el oeste; y San Pedro de Cárac, por el sur; hacia el norte, con la comunidad de Santa Lucía de Pacaraos; y con Santa María Magdalena de Ravira por el este. Cárac y Coto pertenecen al distrito de 27 de noviembre, y sus villas están considerablemente lejos de Viscas; por el contrario, los pueblos de Pacaraos y Ravira - ubicados dentro del mismo distrito al que pertenece Viscas - se encuentran a solo pocos kilómetros de distancia.

Son cuatro los caminos, poblados de zorros, mofetas, bandadas de perdices y serpientes, que comunican a Viscas con el resto del valle. Uno de ellos se prolonga, atravesando la villa de Santa Lucía de Pacaraos, hacia la carretera que atraviesa toda la provincia en dirección a la costa. Un ómnibus de la comunidad cubre la distancia entre Viscas y la ciudad de Huaral en seis o siete horas tres veces por semana - excepto en fechas especiales como el rodeo, en que se suceden hasta cinco salidas diarias -. Santa Lucía de Pacaraos, la capital de distrito a pocas horas de camino, posee transporte público diario. Los otros tres senderos que salen de Viscas no admiten el paso de automóviles. Uno conduce al pueblo de Ravira, otro lleva al villorrio y maizal de Viscas llamado Rapacán; y a través del último se arriba a las lejanas comunidades de San Juan de Coto, San Pedro de Cárac y San Miguel de Acos. A diferencia de estos caminos, que se dirigen todos a los bajíos, en dirección a las estancias13 de las alturas predominan las trochas solitarias, apenas visibles y constantemente bifurcadas.

2. Dos músicos y su escritura

En los pueblos de los Andes casi todos son, en alguna medida, músicos o cantantes. Los rituales en torno a la herranza y a los canales mondados son un buen ejemplo. En ellos se entonan canciones sin cesar, se componen versos y se tocan diversos instrumentos nativos y europeos. Los campesinos que interpretan el arpa, el violín y la mandolina son tan numerosos como los que saben aporrear los tambores de cuero y corteza (la tinya), o soplar las trompetas hechas con cuernos de toros (el waqra puqu). A veces, se encuentran pueblos enteros dedicados a la música y a la formación de bandas, cuyas giras a través de los pueblos andinos son tan constantes como sus fiestas.

Aquiles García Pastrana14 y Julián Montesinos Tupia representan dos estilos de la música que hoy predomina en los Andes. Aquiles García es el director de una banda de música muy activa hoy en día. Con ella, D. Aquiles viaja por los pueblos recopilando canciones e interpretando sus propias composiciones. Julián Montesinos, ahora retirado, fue, en cambio, un cantautor se ganó su renombre en concursos provinciales y en coliseos citadinos. Es también notable que ambos hayan apelado a la escritura por cuenta propia: D. Julián tiene un cancionero, D. Aquiles ha llenado un cuaderno sirviéndose de su entrañable conocimiento de las fiestas de su pueblo15.

Ambos, siguiendo una tendencia muy marcada entre los músicos populares de los Andes, difunden la música popular de origen citadino tanto y a veces más que la de sus mismo pueblos. Daremos un ejemplo. Regresando una noche de las alturas de la provincia de Canta, el chofer del camión en que viajábamos oía una versión instrumental de un tema cubano de moda. Preguntamos de quién era esa versión que no habíamos escuchado en las radios de la ciudad de Lima. El conductor nos respondió que era una grabación de la Banda Filarmónica de Sunicancha, un pueblo de las alturas de Huarochirí, también en la sierra de Lima. En los Andes, pues, la música difundida por las ciudades y los medios masivos de comunicación tiende a reemplazar o a fundirse con la música que cada pueblo ha conservado durante años como un patrimonio de su especificidad.

Los textos aquí transcritos son una muestra de una actividad bastante difundida en las villas andinas: la escritura de sus intelectuales. Pero hay algo que diferencia de modo marcado esta escritura de aquella de los intelectuales provincianos, a la que tanto le debe la antropología en el Perú. En los textos de Aquiles García y Julián Montesinos, estamos frente a ejemplos de un particular tipo de escritura: la de campesinos, o excampesinos. Estamos frente a una escritura que proviene de un ámbito cuyas expresiones de su enorme riqueza cultural, han sido tradicionalmente orales. Es por eso que los textos que aquí presentamos tienen otro sabor que el de los "señores" o "mistis" que escribían en castellano desde regiones con una densa población de habla quechua o aymara, y cuyos más importantes representantes han sido Demetrio Roca Wallparimachi, Sergio Quijada Jara, Pedro Villar Córdova, Marcos Yauri Montero o el mismo Vivanco.

Estamos ante algo más bien nuevo en la literatura folklórica conocida y, por tanto, en las fuentes etnográficas andinas: un campesino, que es también un artista, se preocupa por describir el mundo, por escribir sobre ese mundo que conoce tan de cerca, en el que ha nacido. "Lo he escrito para no olvidarme", nos dijo D. Aquiles cuando nos explicaba porque había emprendido sus descripciones de las fiestas de Viscas. Su escritura parece provenir de una vida llena de circunstancias (desde su servicio militar en la ciudad, hasta su misma edad) que lo han distanciado en algo del campo y sus labores cotidianas. Es probable que Aquiles García no hubiese escrito lo que escribió sino no hubiese visto antes la ciudad donde sus hijos moran hoy. Quizá no lo habría hecho sin haber visto el espectáculo de Lima y Huaral, dos ciudades convulsionadas, populosas, llenas de excampesinos provenientes de todas las regiones del Perú: después de haber visto dos ciudades que reúnen las gentes de antiguas comarcas con idiomas, emblemas y costumbres distintos.

Hay, en el caso del cuaderno de Aquiles García otro aspecto importante que resaltar. Su cuaderno constituye, ante todo, una etnografía nativa, o una etno-etnografía: una descripción hecha, no por el viajero, ni por el funcionario, ni por el antropólogo; sino por un comarqueño. Creemos que esta etnografía nos brinda una oportunidad de acercarnos a la voz misma del otro, a través de lo que considera digno de escribirse y de lo que omite: nos aproxima a ese entrañable mundo campesino de raigambre india e hispana.16 Por ejemplo, luego de hablarnos del entorno físico, de la configuración interna, de los pobladores de Viscas y de sus posesiones antiguas y recientes, D. Aquiles comienza lo que parece ser su más entrañable objetivo. Describe las fiestas de su pueblo. Estas descripciones siguen el orden establecido en el calendario: comienzan en enero y terminan en diciembre. Así, se suceden las fiestas en honor a los santos epónimos del pueblo y de sus cofradías, las celebraciones que recuerdan la vida, pasión y muerte de Jesús, y los rituales de ciclo económico (marcados por la sucesión anual de lluvias y sequías) como la herranza, la siembra de maíz y la limpieza de canales de riego. Pero, al lado de este material preñado de datos y consideraciones importantísimos, D. Aquiles omite toda referencia a festejos igual de apasionantes: los rituales de ciclo vital, por ejemplo. Del mismo modo, los preparativos y ceremonias en torno al nacimiento, al bautizo, al cortejo, al matrimonio, a la inauguración de una vivienda propia, y a la curación y a la muerte, están casi totalmente ausentes.

3. Algunos antecedentes

Aquiles García Pastrana y Julián Montesinos Tupia fueron entrevistados hace cuarenta años por Alejandro Vivanco Guerra. En el lluvioso verano de 1963, este antropólogo (cuya etnografía es hoy tan apasionante como aun desconocida), conversó con D. Aquiles (en San Juan de Viscas, Pacaraos) y, luego, con D. Julián (en Nuestra Señora de la Concepción de Pásac, Atavillos Alto). Hablaron de los temas que más le agradaban: las fiestas y la música de sus pueblos. Como ellos, Vivanco era músico. Oriundo de la ciudad de Huamanga (en el departamento de Ayacucho), al sur del Perú, y con cincuenta años, había adquirido ya cierto renombre nacional en una época en que la música vernácula comenzaba a popularizarse en varios países de Sudamérica.

Si presentamos aquí a dos personajes entrevistados hace cuarenta años por un antropólogo hoy desconocido; es porque queremos realzar su trabajo humilde, pero valioso; porque creemos que ese trabajo ha corrido el riesgo de ser olvidado a causa de la pereza mental que inoculan ciertas teorías de moda. Este trabajo fue realizado por Vivanco, uno de esos folkloristas - intelectuales, abogados, profesores, músicos y sacerdotes de provincias -, que suplieron el vacío etnográfico dejado por los antropólogos profesionales que regresaban del primer mundo a explicar los "problemas" del país17. Sin la labor de Alejandro Vivanco careceríamos hoy de toda posibilidad de estudiar los cambios sociales que se han sucedido en el Perú en el último medio siglo18. Este libro es, pues, tanto una etnografía, como un homenaje a un antropólogo largo tiempo olvidado. Es importante recuperar y sistematizar estas fuentes etnográficas valiosas para el estudio de la cultura en el Perú. Nosotros hemos intentado hacerlo con el archivo etnográfico de Alejandro Vicanco (Rivera 2002, 2003). Como este, existen numerosas fuentes inéditas, publicaciones poco difundidas y archivos personales que merecen darse a conocer y que - a causa de ciertas ideas y paradigmas que han pretendido regir la antropología en el Perú - se han mantenido hasta el día de hoy en un escandaloso olvido.19 Este es también un trabajo que intenta darle a los jóvenes citadinos, la oportunidad de conocer algo más sobre el rostro que sus padres y abuelos tuvieron.

Este es, en cierto modo, un trabajo preliminar. Los materiales aquí presentados no sólo podrían analizarse extensamente, sino que también - y somos conscientes de ello - podrían complementarse. Podríamos ahondar mucho más en nuestras entrevistas a los músicos, en sus vidas, en las vicisitudes de su carrera artística; podríamos agregar los cientos de pentagramas de Aquiles García Pastrana, transcribir más canciones de Julián Montesinos Tupia, incluir los testimonios que le dieron a Alejandro Vivanco hace cuarenta años; podríamos también agregar algunas grabaciones de campo; podríamos incluir a otro músico notable con el que nos topamos en el valle de Canta: D. Emilio Yachachín (natural de la comunidad de Huaros). Pero este es un trabajo que esperamos realizar en el futuro, y al que nos gustaría que otros se sumen.

La utilidad, la calidad de la etnografía parecen, hoy en día, puestas en cuestión. Creemos que se tiende a olvidar que ella es valiosa, no solo porque provee de datos a nuestros estudios, sino porque es el ejercicio de la descripción lo que da forma a nuestro conocimiento y, así, vuelve comprensible nuestra experiencia del otro. La excesiva sumisión a las teorías de moda y el descuido, el desprecio por la observación de los hechos, la ideologización de los actuales trabajos de antropología es, en realidad, de larga data. Las teorías extranjeras han predominado siempre, en el medio académico nacional, sobre el examen de nuestra realidad. La importancia de hacer etnografía, en estos tiempos escépticos, es más grande que nunca: describir, con humildad y detalle, los hechos que observamos; vigilando los prejuicios más arraigados en nosotros; intentando percibir una tradición antiquísima, compleja y actual. Este ejercicio de percepción no es tomado como una tarea fundamental de la antropología, sino como una fuente penosamente necesaria de pruebas para las hipótesis con las que acudimos al campo. Se tiende a olvidar que nuestras descripciones serán tanto más fructíferas e importantes cuanto más independientes seamos frente a los "grandes temas" de moda, aquellos que financian los países bienintencionados y ricos del otro hemisferio. Hay en el Perú, sin embargo, varios antropólogos cuyos trabajos rescatan esta necesidad de la etnografía detallada, fina (Ansión 1994; y Ortiz Rescaniere 2001 [1993]: 74), que han afirmado de modo enfático la importancia de describir las formas concretas por las que hemos entrado en la modernidad, de investigar los aspectos de las culturas tradicionales que han permitido formas originales de ingreso a la última modernidad.

No queremos terminar este apartado sin antes mencionar algunos autores clásicos en el tema que nos ocupa. Los estudios escritos y editados por Raúl Romero (1986, 1989, 1999) son probablemente los más importantes y constituyen una interesante reflexión sobre este fenómeno que aquí nos limitamos a señalar. Entre los autores pioneros en el tema están Raoul y Marguerite D'Hancourt, Josafat Roel Pineda, Félix Villarreal Vara y José María Arguedas. Los artículos periodísticos de Arguedas sobre músicos como Raúl García Zárate y Jaime Guardia, son tan importantes como sus consideraciones sobre temas más generales como "el huayno de autor conocido en los Andes".

Juan Javier Rivera Andía

Lima, 21 de junio de 2004


Agradecimientos

Queremos agradecer a Sonia Andía Camarena, Marie-France Soufezz, Carmen María Pinilla, Alejandro Ortiz Rescaniere, Manuel Marzal, Rodolfo Cerrón-Palomino y Manuel Gutiérrez Estévez, quienes confiaron en nuestro trabajo; a quienes nos acompañaron en nuestras continuas expediciones al valle de Chancay y realizaron investigaciones paralelas allí: Lucero Silva, Paola Galarreta, Mireya Bravo, Sonia Paredes, Silvia Soriano, Carolina Ferrari, Giuliana Borea, Lorena Tord, Alejandro Diez, Alexander Huertas-Mercado, Orlando Barbosa, Rafael Mendoza, Rubén Ruiz, Guillermo Salas, Marcel Velásquez, Gherson Linares y José Carlos Naveda. Finalmente, queremos agradecer a dos instituciones que apoyaron esta investigación: la Dirección Académica de Investigación, representada antes por Eduardo Ísmodes y hoy por Margarita Suárez; y la Biblioteca Central de la Pontificia Universidad Católica del Perú, en especial a su directora, Carmen Villanueva. Finalmente, nos gustaría mencionar a todo el grupo humano que nos acompañó y brindó su apoyo, durante la redacción final de este texto, en el College of the Holy Cross (en Worcester, Massachusstes), donde tuve la suerte de permanecer un año: Helen Roberts, Isis Zempoalteca, Daniela Camerini, Margaux Majewska, Aroa Castro, Almudena de la Iglesia, Maureen Joseph, Luis Ocaña del Rio, Daria Safronova, Shuquin Guo y Michael Pappio.

Juan Javier Rivera Andía

 

Quiero dar a gracias a Julián Montesinos, por dejarme entrever su vida y su vocación inquebrantable; a Bernabé Calderón, presidente de la comunidad de Nuestra Señora de la Concepción de Pásac, por hacernos sentir en casa; y a todos los habitantes de Pásac, por recibirnos de tan espléndida manera. A Josip Curich, además de por tanto buen amor, por sus hermosas fotos y por traer su amor a la música a este trabajo; a Renzo Pugliesi, por su maravillosa compañía e imaginación; a Cecilia Rivera, por ayudarme en tantas conversaciones siempre esclarecedoras; y a Alejandro Ortiz Rescaniere y Juan Javier Rivera Andía, por elegir tan bien el destino del viaje, por amar tanto el valle de Chancay, y por la apreciada posibilidad de publicar esta historia.

Adriana Dávila Franke


Un Músico de San Juan de Viscas (Pacaraos, Huaral, Sierra de Lima)
Juan Javier Rivera Andía (editor) y Aquiles García Pastrana (informante)*


La trayectoria de un músico (Entrevista)**

[Un milagro y el renombre de una banda de música: La Vanguardia Carmelita]

Yo en mi juventud tocaba arpa, guitarra, mandolina, violín. La banda en ese tiempo era Vanguardia nomás, Vanguardia Visqueña. Cuando yo conocí la música en el año 1940, era la banda Vanguardia de Viscas. Después, el año 46, cuando estuve en Lima, habían ido ellos a tocar a un pueblo, a un pueblo Lampián21, abajo, para la fiesta de la Virgen del Carmen. Y como era muy devoto, muy voluntarioso para tocar, en ese pueblo, a la banda le obsequian un cuadro de la Virgen del Carmen. Y les dicen: "Ustedes son buena gente. Nosotros ya tenemos nuestra virgencita en bulto y ahora... mejor llévate este cuadro, para tu recuerdo".

Así les regalan un cuadro. Bajan a Acos22, agarran un carro. Y abajo entra en Curpor, donde sale el carro a Huaroquín23, por ahí. Ahí casi se viene el carro al fondo, al río. Ahora está plano. Yo, cada que llega el carro a ese sitio - porque me dijeron "acá casi me volteé" -... Entonces en la esquina, el carro retrocede y una rueda se bajó y la columna del carro en la roca se tranca allí. Y entonces ya se quedaron colgados toda la gente allí. Se bajaron. "¡Qué milagro, nos hemos salvado! ¡Cómo está el carro!". Y todos los músicos: "Este es el milagro que nos ha salvado". Sacaron el cuadrito de la virgen y entonces "gracias", dice pues. Para que prenda su velita, para que prendan su velita le obsequian, pues.

Entonces de ahí abajo, rápido la voz vino para acá, diciendo de que la banda se ha volcado en Curpor. La gente toda la banda bajaban, todas las familias. Y cuando están abajo - hay unas ruinas, unas chullpas -, pasando, de repente ven que el carro ya ven que entraba ya abajo, al fondo. ¿Entonces estos qué habían hecho? Cuando el carro está así colgado, se fueron a la banda y trajeron palos, lo empujaron y lo pusieron de nuevo la llanta a la línea de la carretera. Entonces, otra vez, como estaba sano, el carro arrancó y se vino, pues. Toditos estaban sanos, todito la gente. No hubo ningún accidente. Solamente que se asustaron cuando quedó el carro allí, pues. Entonces, ese fue el origen de que... Ya llegaron los músicos, tocando llegaron por ahí, para acá, ya contentos ellos de haberse salvado.

Entonces, después llegaron acá. Ahí mismo dijeron: "No. Justo vamos a celebrar el otro año la fiesta de la Virgen del Carmen". El uno dice: "No, yo paso mayordomo". El otro dice: "No, yo paso del otro cuadrito". Eran dos cuadritos: uno grande, uno chico, de la Virgen del Carmen. Entonces, así fue, se organizó. Entonces, ya para ese año, yo pedí permiso de Lima. Pedí permiso y yo sabía en Lima dónde hacen imágenes. Era en el palacio, en el Congreso [de la República], ahí nomás había una fábrica donde hacían imágenes de todo. Entonces, yo le digo: "No, estamos mal con eso. ¿Qué tal conocemos el mundo?". Entonces los muchachos decían: "Ah, encantado. El otro año". "¡No, ahora mismo! Ahora mismo voy y contrato. En ese tiempo, con todo embalaje, trescientos cincuenta soles, una virgen. Una imagen de un metro de altura con ojos de cristal. Bien vivito. Me hice llegar abajo, al maizal. En ese tiempo, en setiembre, cosechábamos maíz abajo, en el fondo. Por ahí, cargado mi espalda, de haber bajado del carro hice llegar la imagen a Rapacán. De Rapacán ya vinimos para acá. Entonces ya había contratado un párroco de la región para que, cuando llega a Viscas, lo bendiga de una vez a la virgen...

Lo regalaron de Lampián, de la hermandad de la Virgen del Carmen de Lampián. Y eso lo regalaron una estampa grande; la chica es por acá nomás. Yo, cada vez que paso por ese lugar - con el carro me hicieron conocer "que acá casi me he volcado" -... Y ese sitio ha sido el origen para fundar la banda Vanguardia Carmelita. Antes existía solamente con el nombre de Vanguardia, en 1940, de ahí para adelante. Después como ya vino, como así pasó, comenzamos a celebrar la fiesta. De ahí también, el día de la bendición de la imagen, el día de la bendición, el párroco dijo: "ya, de hoy, de la fecha en adelante, ya no se va a llamar Vanguardia Visqueña, sino Vanguardia Carmelita del pueblo de Viscas". El cura dijo eso. Y desde ahí ya nosotros hemos tomado ese nombre. La elegimos porque nos salvó de la tragedia, de lo que iba a morir, de la volcada. Ese fue el origen, es un milagro... Para su niñito, lo que celebraban... porque, como digo, la estampa grande... llegaron, dijo: "No, yo voy a ser mayordomo de la estampa grande de la Virgen". "Y la estampa chico, como de su niño, yo voy a hacer". Los devotos se presentaron para hacer la fiesta, pues.

Ya ahora los de Lampián, desde esa vez... no pisan la Virgen del Carmen a Lampián. "¡Para qué habríamos regalado la estampa! ¡Ahora Carmelita ya no viene ya!". Se extrañan. Nosotros vamos para otras hermandades, pero menos para la Virgen del Carmen, porque estamos acá [en Viscas], pues, en la fiesta. Entonces dicen: "¡Para qué habríamos obsequiado!", dicen pues. En Lampián también hay hermandad de Carmelita. Ese ha sido el origen, pues. Por abajo, llegó por abajo, por ese caminito de abajo tenemos una capillita, una urna. Virgen del Carmen ahí está, ha llegado. Cuando lo traje, yo le hice llegar al [maizal] por allí. Uy, la gente cargado, lo hicimos llegar por acá24.

Yo, con ochenta años, qué voy a ir a trabajar. Solamente voy a pasear por abajo, pero como estaba lloviendo... Ahora a almorzar ya llego, pues. Y mis hijos, todos, están yendo por vaca25. [Rodeado de] Silencio estoy. Y ahí, pues, tengo un nieto que le gusta el trago. Ha sacado la lampa, cuando estoy acá. Ya se lo ha llevado a la tienda. Más bien el otro lo ha traído. ¡Caramba! Yo, que soy enemigo del trago, tomo un poco para valorcito, para quitar sueño, nada más. Pero hay otros... Por eso mi banda es bien cotizada acá. Yo tengo ese lema. Estar botado, no.

[Un cisma y la formación de la banda Juventud Visqueña]

Los de la banda Juventud Visqueña, casi la mayor parte, son mis discípulos. En especial el que toca saxo - en Pacaraos vive - Rodolfo Florecín. Ese es mi discípulo. Yo le he enseñado gratis, como nos tratábamos de hermanos de juramento, a él, a su hermano, a Juan. Después ya formó su orquesta. Yo también he formado... con él he trabajado. Acá está la foto. Allí está Lucho Florecín, Juan. Esta foto es de cuando llegué de Lima, sería el 52. Allí están Emergisto Sarmiento, Diómedes Alvarado, Rodolfo Florecín, Aquiles García y Juan Florecín. Ellos se apartaron. Y, como digo, estábamos en una orquesta. De repente habían hecho - como ya eran conocidos -, hacían contratos por la orquesta, por otro sitio; y yo hacía contrato por banda. Y a la hora, ya me faltaban personales. Yo quedaba mal. Entonces, yo le dije "mejor te independizas. Me están haciendo quedar mal". Presentan su carta de renuncia. No me recuerdo bien cuándo. Quizá en el sesenta, por ahí. Pero así se fueron. Ya en orquesta se salían, pues. Y después ya en orquesta no les daban bola [dar importancia]. Nosotros salíamos por otro sitio. Entonces, ¿qué hicieron? Se buscaron músicos de [Picoy] de Huaral, de donde sea. Ya en banda hacían su repertorio, pues26.

Y, fuera de eso, a mi no me gusta la indisciplina. Para eso mi banda tiene un estatuto que está formulado por mi: qué misiones tiene el presidente, todo, y los integrantes, cómo deben comportarse en cualquier contrato, para no hacerme quedar mal. Y de eso, había uno de repente que quería robar a la gente. Están indisciplinado, agarraban cosa ajena, cosas ajenas agarraban. Entonces, la crítica venía para mi, el director: "Tu banda es así". "¡Tu, afuera; tu, afuera; tu afuera!".

[Una anécdota de músico]

Yo voy a cumplir ochenta y un años el diecisiete de mayo del 2002. De eso muchos se admiran: "¿Cómo don Aquiles? ¿Qué come usted?". Yo les digo: "Como carne de buitre", en broma. Pero no sabe la gente lo que yo tomo. Este líquido. [destapa una botella, introduce la punta del dedo y derrama un poco sobre el suelo, sin mirar hacia abajo]... a San Martincito, porque me des salud, fuerza y muchos años más. [Bebe]. Este agüita yo tengo por fe. En una oportunidad yo tengo contrato para ir a tocar allá al frente, a Pirca27. Para eso, uno, a las cinco de la mañana, uno tiene que estar allí. En eso yo salgo con mi hijo, más otro, no sé quien. Y mi instrumento, mi saxo, más bien había dejado en Ravira28. Y la cosecha de papa comenzaba allá, ¡Lejos!, frente a Cormo29. Entonces, la gente dice: "la cosecha comienza mañana". Terminó la fiesta acá [San Juan de Viscas], veinticuatro, veinticinco, el veintiséis está la cosecha y yo tenía que ir a tocar el día veintisiete por la noche a Pirca, con mis catorce muchachos. Ahora, ese día, yo tenía que ir, dejar a mi señora allí, para que esté cuidando la papa, para que yo me voy a tocar. Y mi señora, renegada, me dice: "¡Para qué has hecho ese contrato!". Pero quién iba a pensar, porque la costumbre del pueblo es: veinticuatro termina la fiesta. El treinta es una sesión general (todo el pueblo dice en qué gastaron en la fiesta del patrón y qué hicieron; sacan la cuenta). Después, recién el primero van. Pero ese año, no. Dijeron: "termina la fiesta, a la cosecha". Parece envidioso.

Mi señora renegaba. Entonces salí a las tres de la mañana, para que la luna también aclare. De repente, me voy, pues, abajo. Y por el camino de Cortadera. No hemos ido por Ravira, sino por uno chiquito que va por ahí. Me caí y me raspé todo este muslo, con una piedra. ¡Y la idea de un hombre cómo es, ah! Porque el camino está lleno de espina viscaino. ¡Grandes espinas! Pero la idea, al momento de ya caer, dice: "si me caigo para abajo, me voy donde las espinas. ¡Mejor me caigo para acá! Me ganó y logré caer al camino mismo. Me costó. Llego a Pirca, ya no podía tocar. Llego a la cosecha, ya de alguna manera llego. Ya no podía, ya no podía raconear30. Entonces, mi señora me dice: "lo que estaba renegando, has salido. Todo lo que pasa. Ahora ni voy a sacar la papa". Más bien tenía un yerno que trabajaba en la mina de Alpamarca. Había pedido permiso por la cosecha, él, pobrecito, pues, lo sacó papa, cargó todo.

Entonces, de repente, cuando yo me venía [de la chacra a la casa], venía un señor con cuatro burros. Y ese había sido de Pirca, un compadre de mi cuñado de abajo. A ayudar a su compadre estaba viniendo. Entonces, yo con mi palito, estoy bajando.

- ¡Cómo compadre! ¿Qué pasó?

- ¡Cáramba! - le digo -, ¡Tu San Pedro31 me ha castigado, pues! Ahora estoy así. Esa vez ¿No te has dado cuenta que yo no tocaba?".

- No me he dado cuenta.

- Yo no tocaba. Estaba dando apariencia nomás.

Lo que me dolía, pues, aquí. Se había roto la costilla. Y entonces me dice:

- No compadre, yo, mi pie, cuando pasa algo, tomamos...

Hay una hierba que se llama rurhua32, algunos le dicen pinado33. Eso tiene una raíz, caramba, dice, cuando uno está en la chacra y uno va a barbechar, a romper la tierra para sembrar papa, en su época... No se puede sembrar, no rompes la hierba. Tienes que mandarle tres, cuatro hombres allí. Y me dice el compadre:

- Compadre, en cuanto llegas, de alguna manera váyate por allí, al campo, busca el pinado, me dice. Sácale la raíz, tómate tarde y mañana, a la hora que quieras. Eso no necesita... contra la infección es. Eso te va a sanar, compadre.

Así de una manera yo me conseguí una rejillita, chico nomás. Cojeando fui para allá abajo, de repente consigo esa hierba. Con el dolor, pues, de alguna manera saqué como cuatro, cinco. Aquí hice llegar, hice hervir... después de allí, ya, como diez días se demoraron en la cosecha, diez a doce días. Ya, para que lleguen, estaba sano, campante ya. Entonces, mi mujer me dice:

- ¡Caramba, maña harías! ¡Cómo, ahora [estás] sano! "¡Vaya siquiera a dar de comer el cuy!", diciendo me había botado de allá, pues, no podía hacer nada.

Desde allí yo tengo una [enorme] fe a esa hierbita. Yo, donde vaya, si me dicen "Me he caído", "¡Vaya a sacar esa hierba. tome!" [les respondo]. Una fecha, acá en Santa Cruz34 [de Andamarca], un señor - no recuerdo cómo se llama - me dice: "¡Caramba, de lo que estoy abriendo la puerta de mi corral, se me cayó la piedra en el pie! Estoy pensando ir a Huaral. Ahora, en época de fiesta, los carros llegan pero no salen. Ahora, ¿Para ir a caminar abajo, a tomar otro carro qué hago? Tendré que aguantar". Yo le aconsejé a este señor que vaye [fuese], [y] saque la raíz de esa hierba. Y justo, pasa un mes y voy a Santa Cruz otra vez a tocar:

- ¡Gracias, Don Aquiles! ¡No he gastado ni un centavo! ¡Ahora, a bailar! - Lo que estaba bien, bien molido el pie -.

Se hace hervir la raíz. Toma un color azulito. Ahora está descolorido. Acabas de hacer hervir hasta que el agua se vuelva azulito, azul cielo se vuelve. Entonces, con eso nomás [te curas]. No [se] necesita ni pastilla ni nada. Y a cuantos los que encuentro, yo lo recomiendo. Y, desde esa fecha, cuando yo voy a ir a tocar, para caminar, para que me de energía, fuerza y voluntad... ya me falta quince días, digo... cuando no tomo, ya me estoy extrañando mi agüita.

Después, ya me tocó la mala suerte, me dio la próstata [prostatitis]. Cuando vas a tocar, hay pueblos que te atienden bien. Con una frazadita amaneces tirando [bebiendo] cerveza. ¡Esa costumbre! Ya no podía achicar [orinar], ya no podía. Tenía que ir a [la posta médica de Santa Lucía de] Pacaraos. Ya no tomaba más. Seco nomás comía, pues. Me fui a Pacaraos, me pusieron la manguera, me sacaron todito. Con la misma fui a Lima. En Lima tenía a mis hijos. ¡Examen! Me tomaron examen [médico] y salí sano. Ahí mismo, de una vez al corte. Me cortaron [operaron]. Y entonces de allí ya estoy operado. Y la sangre siempre salía, acá lo parcharon, pues. Seguía la sangre, la sangre. Y yo encargo de Lima, le digo que me traigan la raíz de rurhua. Que traigan, porque no cierra la boca [herida]. Entonces, de repente, mi hijo hace llegar [la trae]. Ahí me hice en Lima, tomé y - me controlaba cada cuatro días - cuando yo voy, me saca el doctor: me saca la cuestión, ya no hay, caramba, ya cerró la costra. Entonces ya quedé sano. No le dije nada... y ahora, justo acá un señor se ha operado. Y dice que el corte también está. "Tendré que ir para que saquen la costura". Caramba, y por su costadito sale sangre. Yo le digo: "No, caramba, anda a los cerros, sácate la rurhua y tírate". Sanó, se fue tranquilo, sanito. Lo sacaron la pita [la costura].

Por eso yo le digo a la gente: "Es que yo tomo esa agüita". "Si tomará, no tomará", la gente dirá, "me está engañando".

Yo dejo caer un poco al suelo cuando tomo. Yo tengo una fe a San Martincito de Porres. Lo bendice. Lo invito también, de paso. Parece que me de ese ánimo, ese valor que estoy tomando. Yo veo que cuando alguien se toma un tragito, en primer lugar [dice:] "a mi mamá, a mi papá, a las almas".

[Inquietud por la música: aprendizaje y enseñanza]

Para yo ser músico... a mi me ha gustado desde chiquito. Desde chiquillo cantaba, tocaba así, pa, pa, pa. Todo lo que tocaba la banda, yo me lo aprendía. Luego, cuando ya jovencito - dieciséis años más o menos - ya me gustó. Ya había una cofradía que tenía instrumentos, una hermandad, Asunciona [la cofradía de la Virgen de la Asunción]. A esa pertenecía mi papá.

Y mi papá, por irse a la chacra, yo me fui a su trabajo, a la faena, en vez de él. Y allí la gente, reunida, dice: "¡Caramba, nos está faltando tal músico!". "Yo aprendo", les digo, "yo aprendo". El otro también dice: "Yo aprendo". El otro instrumento. "Yo aprendo", el otro. Tres aprendimos. El maestro va a ser fulano. Después, mi papá también era músico. Entonces, ya yo vine. Ya me dieron el instrumento. Entonces, yo lo guardo en mi casa. Mi casa antes era abajo, dentro. Entonces, mi papá me dice: "¡Caramba, cómo vas a aprender eso, mi hijo! ¡Para que seas borracho como yo! ¡No me conviene! ¡Bótalo ese instrumento!". Mi papá tocaba trombón. En ese sentido, después, había una tía que vivía al frente. Su marido también era músico. Entonces, dice, mi tía a mi papá ya lo agarró [le dijo]:

- ¡Qué estás haciendo, qué estás hablando, Juan [el padre de Aquiles García], a mi sobrino!

- ¡Quiere aprender la música!

- ¡Déjalo que aprenda, quizás no sea borracho como usted, como Nestor (así se llamaba su marido)! ¡Puede ser bueno!

Y justo, y entonces, yo tenía un tío arriba. Él sí quería. Tocaba pistón. Entonces, él, a escondidas, me enseñaba. Y el maestro, el otro que era contratado, escondido, me enseñaba. Ya me dijo: "Vamos a tocar". Ya salía del pueblo, a tocar. Entonces me daban en ese tiempo, tres soles, cuatro soles. Mil novecientos cuarenta [era el año], pues. Entonces, en ese tiempo, plata, pues, era. En ese tiempo valía un sol, dos soles un zapato. Entonces llegaba con mi ropa nueva. Recién mi papá se anima. Y a mi me tocó bien. Ya aprendí bien. Bien inteligente era. Entonces, una vez que ya aprendí, me tocó el servicio militar obligatorio, en Canta. Y el número de sorteo me sale el número dos. "En diciembre se viene usted para que vaya al servicio militar"... En setiembre, en agosto, llegó una carta de Lima, del director general de las bandas del ejército: un señor Ochoa. Y como en la banda de nosotros, sacábamos papeles, estos... "Ya a tocar acá". Tocábamos. Yo ya sabía lo que era pentagrama, do, re, mi.

Esto, por ejemplo, es inspiración mía. Esto lo he hecho en honor a mi madre: "Amor a mi madre. Yaraví y vals incaico de Aquiles García Pastrana". Está compuesto para toda la banda. Lo he sacado en limpio. Yo mismo he hecho todito, para todos los instrumentos. Yo he aprendido a componer el año cincuenta y dos... del cuarenta y ocho para adelante.

Por eso, como digo, yo, cuando dijo el ejército que se iba a formar una nueva banda, ahí mismo, en la división blindada, en Lima... Porque hicieron ya el cuartel, el polígono, donde está la división blindada. Ya iban a hacer una banda. Entonces, el director general, Ochoa, dijo: "¿No tienes jóvenes que puedan venir?. Porque voy a hacer una banda acá, un cuartel nuevo". Aproveché y dije, "De repente me toca el servicio. Yo me voy". Comencé a practicar con mi bajo, diario dividía la música. En especial lo que aprendí fue la marcha de bandera y el himno nacional [del Perú].

Entonces, en ese sentido, ya no fui en diciembre, ya. No fui ni a Canta. De frente me fui por acá. Toqué en Huándaro35 el 8 de diciembre. Salimos, me llevó, entré, me presenté. "¿Libreta militar?", "Ahí está", "Pasa". Me entró, me cambió y me fui con un amigo que me acompañó, otro músico. Entonces, ni me bajaron el pelo, nada. Dije: "¿Cómo? Cuando a uno lo llevaban al cuartel, lo cortaban al 'coco'. A mi no". "¡Bájale un poco nomás!", le dijeron al peluquero. Músico, ya como músico estaba.

Todos los que llegaban así, de distintos pueblos ya llegaban, en enero. Los que van al servicio. En su libreta [escriben] "músico", "músico". Toditos ya chequeados. Ahí llegaron los instrumentos y comenzamos, de frente. Ah, no, no, en mayo todavía. Entonces, enero, febrero, marzo estuve en el batallón de infantería treintitrés. Allí estaba esperando los instrumentos. No llegaban rápido. Tenían que mandar pedir al extranjero. En ese tiempo pedían al extranjero.

Cuando llegó ya estaba yo en servicio. Más antes, cuando éramos de diecisiete, dieciocho, ya; "movilizables", decían. Todos los domingos los policías nos hacían marchar. Yo ya sabía "media vuelta", "a la derecha", todo, todo. Más bien, a esos serranitos que vienen de arriba - como yo sabía - [me decían:] "¡Usted se hace cargo de enseñarles a estos!". Uh, más afán me daban. Enseñar la media vuelta, la derecha, a marchar... Ahí mismo llegó mi instrumento y ya [me dijeron:] "Pase a la banda". Ya dejé y comencé. Y allí era bien inteligente, pues. El teniente Ochoa me llegó a simpatizar bastante. Y el director de la banda, era oriundo de Trujillo. Y se juntó la banda. A mi me gustaba desempeñarme. Desempeñé bien y cumplí dos años. Entonces, me dijo: "Ahora te vas a ir, no quisiera que te vayas. Cuando haya una vacante, con la misma te mando a llamar". Cumplí mi servicio, me dieron de baja y me vine [a San Juan de Viscas], pues. De repente llega una carta. "Está llamando el director, dice, ya hay una vacante". Se habían ido del cuartel los que eran músicos contratados. Cuando apenas... ya vine, ya me presenté. Me dijo: "Has tu solicitud de ingreso". A los ocho días salió la resolución: "El ciudadano Aquiles García Pastrana... como contratado en la banda del ejército [del Perú]".

En los años 1945 y 1946 tuve mi servicio, mi servicio militar, dos años. Después, regresé a mitad del 46, 47 sería. 47, 48, 49, 50, 51 salí. Y con grado de sargento, ah, músico. Y en cambio, ¿Cuánto me pagaban?: Trescientos cincuenta soles al mes. Yo tenía mi cuarto alquilado. Tenía que pagar cuarto, pagar luz, la baja policía. Todo tenía que pagar con trescientos cincuenta soles. "¡Caramba!", decía. Me faltaba plata, pues. ¡Y, de acá, mis colegas, de mi tiempo, llegaban a Lima con su camionada de habas, choclo, papa! ¡Carambas! ¡Al chifa36 [iban], ahí!. "¡Carambas! Con lo que yo gano ni al chifa voy. Ahora que ya sé dividir, ya aprendí [a] dividir esta cosa, componer todito, pues". Y eso le gustaba mucho al director, pues. Entonces, me decía: "Trabaja esto, trabaja esto. Y cualquier instrumento ya agarraba. Faltaba un bajo, agarraba un bajo; faltaba un trompetista, se enfermaba, agarraba la trompeta; faltaba un trombón de vara, agarraba un trombón de vara; se enfermaba el bombero, agarraba bombo. Toditos los instrumentos. Aprendí todito. Entonces dije: "¿Por qué yo no puedo ir a Viscas y arriba organizo mi banda y me pongo a tocar?. Siembro habas, siembro papas, siembro choclo". Ya me salí.

Ya estaba casado. También otra cosa: que mi señora no quería ir a Lima. Iba un ratito, un poco estaba ovillado [sin ánimo], se aburría, se venía. Entonces, yo tenía que estar con carta, con carta, así nomás:

- ¡Carambas, vamos acá [a Lima]!

Y tenía mucho cariño a su mamá:

- ¡Mi mamá cómo se quedará, no hay con quien!

Entonces ya se vino [a Viscas]. En el cincuenta estaba así. Entonces, ya llegué para acá, pues. Comencé a trabajar. Después, como sabían que yo sabía tocar, me llaman al frente, a un pueblo que se llama Chisque37. En Chisque me dijeron:

- Maestro, quiero que dirijas una banda. ¿En cuantos días sacas?

- Bueno, que sea un mes, mes y medio.

- ¿Por cuánto?

- Por tanto.

Yo ya comencé, ya fui. ¡Carambas! "Esto se toca así. Usted tal, usted tal instrumento". Y en ese afán ya tenía de dónde sacar. Después, ahí mismo vino Pacaraos. Un señor me dijo: "Otra banda". Ya, ahí también trabajé. Hasta la fecha he formado ocho bandas. Comencé con Chisque, Pacaraos, después de Pacaraos me fui a Huayllay38, allá atrás. Después de Huayllay, estuve en Pirca39. En Pirca había estado un maestro que ya había dejado bien cimentadito, para qué. También era licenciado, como yo, pues. Ya bien, ya formadito. Y el pobrecito ya estaba, pues, para la otra [muy anciano]. Y el señor le dice a los papás: "Ahora lo que ustedes tienen que ir es a Viscas. Háblenle al señor García. Y que el señor García termine mi clase". Y justo se murió, pues, el pobre. Entonces me llamaron a mi, y yo los perfeccioné bien. Los dejé listos. Después fui a Vichaycocha40. En Vichaycocha también hay una banda, pero ya hace años, como diez años atrás. Si estarán todos... después de allí he ido a Santo Domingo41, de Sayán42 más arriba, pertenece a Huaura43, creo, ahora. Después fui a Parquín44. El de Parquín es el que me hicieron quedar mal. No pudieron aprender. Bueno, estaban aprendiendo, pero no caía al día, pues, esto [el pago]. En cada gira que iba, me pagaban una parte, después el otro. Después, ahora último fui, en octubre, y el otro músico - a pesar que me había dicho: "Tal día estoy acá" - se había ido a Lima, el otro se había ido por acá. Estaba con cuatro, cinco. ¡Vaya, carambas! Agarré, a pie vine por acá, a pie por lo menos ocho o diez horas. Ahora hay carretera hasta la puna, de Pacaraos, más atrás. Entonces, de ahí avanzas, plano pues.

[Cambio en los instrumentos musicales]

Yo tocaba mandolina y guitarra. Acá, la mayor parte eran guitarristas, de mi tiempo. Ahora, ¿Quién agarra [toca] guitarra?. Sólo en Lima, creo, pero eso es guitarra eléctrica [ríe]. Pero ya no hay cuerdas. Antes tocaban a cualquier rato, estaban ociosos y tocaban. No era para fiesta. Sino cuando estás en tu casa. Arpa, violín, muy poco, eso es por allá, por Huascoy, San Juan45 - es su pueblo -.

Yo nací el año 1922. Para ir al ejército, ya tocaban. Ahí es lo que he dejado un poco, por ir al ejército, ya dejé guitarra y mandolina. Violín también lo dejé. Había un aparato que se llamaba rondín [armónica], ese también he tocado en mi juventud. Después ya que regresé de Lima, no pues, ya me dediqué solamente a esto [a los instrumentos de la banda de música].

El arpa sí he continuado [tocando]. Pero ese arpa se toca en Semana Santa. Hay unos cantos que cantan los cantores, bien triste, cuando están armando [el anda de] el señor, o desarmando también. Uno cantos. Y cuando lo acompañas con arpa, carambas, bonito sale. Ahora mi compadre apenas sabe tocar. Antes tocaban don Martín Alvarado, don Santiago Vilcas ¡Cómo acompañaban a esos cantores en Semana Santa! ¡Bonito! Ahora yo me peso, habríamos grabado siquiera, todito eso. Yo he tocado el anteaño pasado. Sólo he dejado este año y el año pasado. A veces la gente... Uno para practicar, para amanecerse, siquiera deben gratificarle algo. No dicen nada. Este año dicen: "Ya pues, don Aquiles, el arpa". Cualquiera pasa la voz. Eso necesita ensayar, pues. Hay que ensayar, porque eso cansa, porque demora horas. Mi arpa está sin cuerdas. Ahora me dicen: "No, te buscamos arpa". "No", le digo, "No se puede. ¿Sabes porqué? Hay muchas arpas que tiene la cuerda bien menudo, tupido, y hay que tener costumbre. Y hay también arpa [que tiene las cuerdas bastante] lejos [unas de otras]. Entonces, también hay que tener costumbre. Ahora, teniendo, pues, hijo en Lima que toca arpa; si me dicen, tenía para ensayar en Lima y venir acá, pues. Eso es lo que faltó, pues.

[Las composiciones]

[Aquí tengo tiempo] libre para escribir y para componer la música. Ahí tengo ciento cincuenta composiciones de mi propia inspiración. Y ahora yo estudio. Yo tengo unos tratados acá: "Cómo se compone la música", este libro lo he comprado. Yo tengo método de armonía, método de teoría46. Esto es contrapunto, contratiempo. Ahora estoy en este afán, pues. Tengo un nieto que toca muy bonito, me ha salido. Esto es para componer. Todo esto hay que conocer. Si, bemol, la bemol, fa. En este tono tocan trompetas, saxos; en este, trompeta, bajos, clarinetes, en si; en este tono tocan los saxos, los requintos, los bombardones, en mi; y en fa, cuarta línea, tocan los trombones. Y, entonces, uno, para decir esta música... el saxo está en re menor, o sea, acá, en este tono; pero el otro, el trombón, está con cuatro bemoles. Ahora, el otro, el clarinete está con dos bemoles, el trompeta también. Y si uno no conoce, no sabes, no puedes, pues, no puedes.

Yo he compuesto de todo. Marchas militares... esta marcha, por ejemplo, la he hecho primero, el 18 de julio. Ahí está el saxo. "17 de julio. Marcha militar de Aquiles García Pastrana". Está compuesto para todos [los instrumentos]. Llega usted a un pueblo, entras con una marcha militar. A la entrada, porque la gente dice: "¡A ver, la banda ya llegó. Arme su instrumento!". Tocando tiene que llegar, pues. Se toca de todo. Otros te piden huayno, otros te piden vals, otro te pide un corrido - polkas, paso dobles, marineras -. En marineras tengo una cantidad... me han salido bonitos.

Ahorita estaba escribiendo. Estoy sacando. [Lee]. Esto se llama escala cromático para trombón de vara. Esta nota es sol sostenido y esta es la bemol. ¿En qué posición sale? En la tercera posición. O sea, el trombón se toca por posiciones. [Señala sus pentagramas]. Parece difícil, pero cuando uno se acostumbra es una gran cosa... La misma mano se acostumbra. Eso es lo que estoy sacando acá. Ahora estoy enseñando dos trombones de vara; un clarinete quiere aprender - voy a bajar el jueves -, y un [aprendiz de] trompeta. Y esto estoy preparando para los muchachos. Para aprender es facilito, pues. Ahí está la primera lección, de redondas. Cada figura vale cuatro tiempos y es la unidad fundamental de la música. Esta es la unidad fundamental de la música: vale cuatro tiempos. Y ahí están las posiciones para el trombón. Ahí está la cuarta, la tercera. Este cuaderno yo mismo lo he hecho. Porque el pobre muchacho, para ir a Lima, para que compren... Yo con esto [una regla] lo rayo el pentagrama.

Cada junta47 tiene su taki. Acá [en Viscas] hay dos o tres, no son permanentes. En cambio, yo tengo mi junta: yo, mi cuñado José, los dos con mi cuñado nomás hacemos. Ahora mi hijo también ha hecho otra su junta, pero el año pasado hemos hecho uno [solo]. Cada taki es en otro tono, por ejemplo, hay: [tararea]. Ese es otro tono, el otro tiene otra música. Y así es diferente. Yo tengo ahí [en su cuaderno] una cantidad... para tocar cuando vamos al pueblo, para el rodeo. Por ejemplo, Baños48, en Baños hay que tocar cuatro días el rodeo. Entonces, ahí no vas a tocar de Cachir, de Alto49. Ahí tienes que tocar de esta junta, de la otra junta. Ahora, yo he preparado [canciones] para el rodeo de Carmelita. Para el rodeo del patrón San Juan, yo tengo su música, exclusivo. Yo le he sacado de mi cabeza. Y allí tengo varios takis con letra, con letra yo tengo ahí.

Esto [señala sus pentagramas] es puramente herranzas: "Avioncito. Vals. Letra y música de Aquiles García Pastrana". [Canta, se conmueve, llora]... Porque es desde el fondo de mi corazón. Dedicado a mis padres que tenían sustento... hacen sus dos, tres quesos diarios. Juntan platita para que comen, para sus vestidos.

Toma cerveza la cuzqueñita
Tranquilo bebe para bailar
[Corre el día, corre va]
para el recuerdo no olvidar.

Esto yo lo he escrito a máquina. Yo tengo mi [maquinita] por algo. Estoy por llevarme a Lima. Se me ha... la parte alta no me sale, por ejemplo, la cabecita de la "b" no me sale. Ya no sé qué letra es [parece una "o"]. Yo escribía cuando estaba bien. ¡Cuántas herranzas habré compuesto! ¡Eso es incontable! Por allá, en el cerro, al frente, tengo una choza donde están mis... la vaca, los terneros, todo hay. Mi nieto también está ahí. Ya tiene un toro. Eso he compuesto. El lugar se llama Patahuanca:

Patahuanca, qué bello lugar
donde cantan los pajarillos lijlihuanco

[Lijlihuanco] es un cerro. Yo me he dedicado mucho. Así he tenido yo. Cuando voy a tocar a los pueblos, ya me recuerdo yo esos. Esto se puede tocar en banda, en orquesta también. [Recita:]

En la majada

En la majada de mis vaquitas
Lamen salcito, luego su agüita
Contentas duermen para que vayen [vayan]
Con su vaquera y su perrito.
En mi estancia de Chungapampa
Junto durmiendo con mi vaquera
Cantó el gallito a malas horas
Para no encontrar a mis vaquitas
Y a mi bayita50, color papaya
Miran sus ojos como quien diga
"Dame pastito para comer yo.
Luego te daré bastante leche"

Flor de manzana

Por mis vaquitas yo vivo alegre,
Por mis toritos yo tomo cerveza.
Cerveza Pilsen51 alegra para bailar,
Contentos todos por nuestra industria.
Flor de manzana de varios colores.
Así lo mismo, mi linda vaquera:
Su falda rosado, su manta color jasmín.
Canta y no llores de tanto padecer.

Fuga:
Cantando y bailando así,
Alegres para vivir.
Tomando y gritando así,
Alegres para dormir.

Así, como digo, yo tengo una infinidad. Esta también es herranza: Estoy agradecido (letra y música de Aquiles García Pastrana).

¿Porqué, porqué muges, toro?
¿Porqué, porqué bramas tanto?
Aquí tienes tu comida,
aquí tienes tu salcito52,
los cariños que te brindo
en el día de tu santo,
porque te quiero yo tanto
como a mi santa madre.

Estribillo:
Yo estoy agradecido, yo,
Porque brindas tu leche
Para que yo hague el queso.

El gritón (herranza de Aquiles García). El toro, cuando muge, "¡Murú, muruuu!", grita, pues. Eso está sacado allí.

"¡Murú, murú!", gritando.
[y la vaca dice:] "¡Murá, murá!", bramando.
Así, así pidiendo; y tú y tú mamando.
Y yo y yo gastando, y tu y tu gorreando53 a los visitantes,
lo que, lo que cuesta a mis lindas vaquitas.
Melodías tocando, melodías cantando,
Lo adivino tu nombre.
Melodías tocando, melodías cantando,
lo recuerdo tu día.

Torito negrito (ranza54):

Torito negrito, Jaulita de oro;
cuéntame tu vida, si comes, no comes;
cuéntame tu vida, si bebes o no bebes.
Camino a cuestas, de Viscas a Muqui55,
Por donde caminas de día y de noche,
Buscando tu novia, vaquita barrosa.
- eso le está diciendo al torito -
"diga, diga lo cierto que yo soy
el torito negrito que buscas".

Muchos me dicen: "debes grabar [un disco]", pero necesito tiempo, pues.

Cada instrumento tiene su tono correspondiente. Los trombones, para el saxo tiene que estar en su tono, para el otro en su tono correspondiente. Porque de lo contrario, ya disuena. A uno se le va memorizar en qué tono, en qué tono está y a la hora en que uno está componiendo una música tiene que revisar. Yo estoy haciendo una música con cinco bemoles. Para el saxo hay que estar con cuatro bemoles, y el trombón con dos bemoles. Para enseñar, primero tiene que estudiar este tratado, la armonía; y aprender las dos claves: de si bemol en segunda línea, y en cuarta línea. Entonces, cuando ya sabe las dos claves, entonces ya se le enseña contrapunto; después se le enseña armonía ya.

A las tres de la mañana me despierto. Y tengo esa costumbre de prender mi radito y escuchar Radio Programas56. De repente, más hablaban de... de colorados57. Hay una mujer que pregunta la vida del hombre, la vida de la mujer, de la juventud; queriendo corregir esto. ¡Vaya, caramba! Siendo las cuatro de la mañana, tengo tiempo para dormir hasta las seis. Lo apagué, pues. Pensando allí. De repente, me siento y había sido ya las cinco. Me despierto y estaba tocando bonito esta música. "Si sigo durmiendo - porque yo tengo costumbre de dormir hasta las seis -, me olvido. Mejor me levanto". Me levanté, pues. Lo he escrito para no olvidarme.

Cuando estuve durmiendo, estuve tocando en mi sueño, pues, durmiendo. En mi sueño estaba tocando, y tocaba esta música. Entonces, por eso, cuando de repente me despierto, estaba acordando lo que había tocado. Entonces, si me duermo hasta las seis, cuando despierto me olvido. Así me ha pasado cuantas veces. Me he olvidado. Ahora, por eso a las seis mismo me levanté. O a las cinco, a las cinco me levanté. Dije: "Qué voy a hacer, voy a escribirlo mejor". Lo borré todo lo que estaba escrito y me salió bonito, pues. Ahí está, por ejemplo. [Tararea mientras señala las notas en la pizarra]. He puesto: "En las faldas...", allá arriba, donde está mis vacas, se llama Pakishga, por eso he puesto: "En las faldas de Pakishga pastan mis vaquitas y sus lindos becerritos duermen al pie de una cueva" [Primero lee y luego canta]. Ahora me falta... el estribillo ya está [tararea]. En sueños se me ocurrió la música. Después dije, como eran las cinco y para las seis faltaba [...], yo dije: "y por qué no puedo buscar su letra". Ya busqué su letra. ¡Cuánta música, hasta para las imágenes, las marchas religiosas, bonitas músicas religiosas en la noche estoy tocando! Por eso, cuando duermo, me he olvidado. También, tanta música que hago. Entonces, tenía al pie de mi cabecera, mi lapicero y mi pentagrama. Me despierto y con la misma yo lo escribo, cualquier cosa. Eso es lo que yo me sueño.

[Lee los títulos de su cuaderno de pentagramas]. "La lejanía" (cumbia, de Aquiles Pastrana); "El errante" (diana); "Diecisiete de julio" (marcha militar); "Tu y yo" (cumbia y chicha); "El andino" (marcha militar). [Tararera]. Entonces, el bajo le contesta: [tararea]. Trompeta. Pero ya está dividido. Eso está para sacar, para copiar nomás. "Virgen Guadalupe". ¡Estoy buscando los rodeos, hombre, de Cachir! Yo tengo rodeo de la Virgen del Carmen, del patrón San Juan.

Esto es lo que me han criticado [señala un pentagrama]: "Mi Santa Cruz" (marcha fúnebre). A ese canto yo le saqué en tiempo de marcha fúnebre. Entonces, en Santa Cruz, "¡Toca "Mi Santa Cruz", "Mi Santa Cruz" (huayno)". Cuando muere gente. Entonces, yo digo para mi "voy a sacar una marcha fúnebre". Está toditito mi Santa Cruz, con toda su fuga; pero en tiempo de marcha fúnebre. Le presenté para la comunidad. Y la comunidad ha dicho que no hubiera puesto en tiempo de marcha religiosa, fúnebre no. Así habían dicho.

[Sigue pasando las páginas de su cuaderno de pentagramas]. "Negrito, viene para acá". ¡Eso de qué tiempo será! No es mío. Pero si es bonito, se saca. Eso es "Tarde de toros", "Virgen María Purísima", "Santísima Cruz". Lo del techa-casa no lo he escrito. O, de repente, para [Alejandro] Vivanco, ¿No había por ahí? Voy a tratar de escribir el techa-casa, la pirwacha, el awki - al que se colgaba del techo, le decían awki. "¿Quién va a hacer de awki?", decían cuando techaban la casa.

[Los dos hijos músicos de D. Aquiles]

La copia de lo que me grabas, en Lima se pone el cassette, y ahí mismo sale, pues. Yo tengo corriente nomás televisor. En Lima tengo el teléfono de mi hijo, celular. [busca]. De la visión es lo que sí he bajado, y del oído. Este es el celular. Pero más bien te voy a dar de mi Alcides. Alcides García Florecín. Pero más le llamas de las cuatro para adelante, hasta las cinco. Porque él trabaja en el magisterio, en Hipólito Unanue. Y de ahí llega tarde, pues. Después, él es arpista y toca en el conjunto "Los Innovadores del Arpa". [Va hacia un afiche pegado en la pared]. Este es mi hijo. Es arpista. Ellos tocan en Lima, se van a Arequipa, a Huancayo, Huaraz, por todo sitio. Después, tengo otro mi hijo, Juan García; también es arpista. Y él toca con "Los Matadores del Arpa", en Lima también. Son mis dos hijos, el otro toca con Los Matadores, el otro con Los Innovadores. Este mi hijo [Juan], cuando estaba acá, tocaba trombón de vara. En cambio, Alcides tocaba trompeta.

[Muestra una foto tomada por él] Este es el pueblo de Santo Domingo, ahí está su iglesia. Allí he formado una banda yo. Hay que bajar a Huaral, después se va a Huacho58. De Huacho ya, por Sayán, ya sube el carro. De mi hija está casado por allí, pues. Ahora, ese ha sido el origen. Ahora tengo dos sobrinos que están casados por allí, en el mismo pueblo. Y mi hijo mismo, cuando venía de más atrás, de otro pueblo, cuando venía a Santo Domingo. Mi Juan, por ejemplo, está casado con una de Huacar59; de Santo Domingo, a la vuelta nomás. Y mi hijo Alcides está casado con una mujer de Huacar, de Paccho60. De Paccho a Huacar hay que voltear una cordillerita, así chico nomás. Como de aquí a Coto61, así para atrás nomás. Y ese es el origen que yo voy todos los años, desde el día que se casó mi hija, yo voy para el rodeo, para Santo Domingo. El rodeo es bonito. Bandera ahí es muy distinto. Ahí suben a caballo, un caballito se buscan. Y su banderita casi como un bastón nomás, un pedacito de tela. Eso nomás es su insignia. Las músicas, sí, igualito. Yo traigo de allá, pues. Cuando yo fui por primera vez, me saqué como tres, cuatro músicas. Cuando tocaba acá, ¡uh!, la gente

- ¡Qué bonita música! ¿De dónde lo has traído?

- De allá, pues.

De ahí cuánto traigo para acá. Y de acá, a veces, mis discípulos [me dicen]: "¡Uy, qué bonito esto. Vamos a tocar Asunciona [tema en honor de la Virgen de la Asunción], vamos a tocar Santa Rosa, vamos a tocar San Miguel!". Les gusta el tono de acá para allá; y de allá, para acá. Muy bonito es. También igualito es el rodeo, el mismo aire. El baile del kiwyu sí no saben, eso no conocen [en Santo Domingo].


San Juan de Viscas y sus fiestas (Texto escrito) (EXTRACTO)*

[Presentación]

Uno de los fines esenciales del suscrito Aquiles García Pastrana, es demostrar al ser humano el conocimiento de las pautas culturales, que les son propias, a los años vividos, del pueblo San Juan de Viscas, esta responsabilidad inspirada por mi propia conciencia, que ha deseado desde siempre en mi idea, aunque resulta cada vez más extendida este proceso, y que servirá para involucrar conocimientos a lo existido, ya sea moral, social y religiosos, además también costumbristas y con ello los venideros cuenten con instrumentos idóneos para concretar una especie de historia, también puede servir de medios masivos de comunicación, en este sentido creo estar colaborando con un conjunto multivalente de conocimientos que he realizado en mis años, sugiriendo pautas, para que este afán se transforme por suerte en el verdadero protagonista del proceso de recordar lo pasado y el presente.

Hay muchas cosas por decir, pero estoy seguro que tendrán interés para sus mejores logros, y con estos pequeños fragmentos que son genios creativos del pasado, aunque la mayor parte sólo queda para el recuerdo de las generaciones futuras.

[Algunas generalidades sobre San Juan de Viscas]

Viscas es un pueblo que pertenece al Distrito de Pacaraos, a la Provincia de Huaral y a la Región de Lima, situado a 3.200 m.s.n.m. sobre una hermosa meseta, algo inclinada para el lado occidental, su clima en la mayor parte del año es frígido, razón a su altura, pero posee un caserío llamado Rapacán63; de clima extremadamente cálido, porque está situado encima del río Chancay, gracias a ese temperamento produce manzanas, melocotones, zapallos, el maíz, trigo, caygua [caigua] calabazas, un poco más arriba [h]aba, arbejas, cebada, más arriba papas, ocas ollucos, mahshua64, etc.

Además es de aclarar que está ubicada en la margen derechas del río Chancay a ..... km de la Provincia de Huaral65, su posición geográfica es pues en una lomada que sobresale del ramal de la Cordillera de los Andes occidentales, en el mes de abril, mayo, junio parece ser el crisol del mundo, que nos revela este pequeño paraíso, con su campo florido allí circulan con sus melodiosos cantos infinidad de pajarillos por decir. El zorzal, los gorriones y otros en la parte baja: los ruiseñores, papagallos [papagayos]66, chivillos67, gilgueros [jilgueros], culibríes [colibríes], palomas de varios tipos y las perdices y otros más arriba de Viscas en las lomadas de Quipararpa cantan Quiuyus68, pucpus69; silban las vizcachas, y en las cumbres del más arriba las vicuñas y ese ágil volar de cóndores que atraviesan por entre las nubes, por las noches ese cantar de los tucus70 y las lechuzas y los lecclehs71 de pecho blanco que revolotean en el72 por eso alguien dijo: Viscas es la sucursal del cielo. ±73

El maizal de Rapacán, es un vallecito sagrado, por su tierra fértil, donde produce los árboles frutales, el maíz de variados colores, sus alfalfares, eucaliptus de 15 a 20 m de altura derechos como una vela, alisos, sauces, al frente, sobre las faldas de Lajtaj, la tuna, el mito de sabrosos frutos, que nos sirve para saciar el hambre, gracias a los prodigios de la madre naturaleza, al frente de Rapacán la cascada de Huachac con más de 150 m de altura y baja el agua jugando con el aire, que, a las 7 a 8 am con los rayos del sol se dibuja el arco iris y desaparece cuando el sol declina.

Al pisar Viscas, uno modestamente piensa, que esta cima que sabrea el perfume del verdor de sus campos y al frente otra catarata Huirgo con más de 200 m de altura, da una fisonomía elocuente, es pues como repito,, un pequeño mundo de varias maravillas, es el sitio ideal para dos buenos enamorados y que se abracen bajo la luna llena, poniendo como único testigo, y abrigados con solo un manto de estrellas, sus cumbres es un polo de atracción, además es un imán que a todos nos atrae, para entregarnos a ciencia cierta lo que vemos con nuestros propios ojos y con ellos nos dan datos positivos y nos explican con gran detalle la historia de San Juan de Viscas y este pequeño terruño de nuestros amores, sigue conformando uno de los mayores misterios de la edad vivida y así seguirá con esos velos que aún se han de descorrer en el futuro.

San Juan de Viscas protegidos que les són, como guardianes permanentes. Los cerros de Huarocancha, Lasajhuañunga, Quipararpa, San Cristobal con su sagrada cruz de madera y vela día y noche los que haceres de nuestra existencia[.] Así está Viscas con sus preciosos cerros cuyas líneas elevadas hacia el cielo nos comunican el amor a nuestro Creador y todavía hay otras maravillas escondidas en ciertos recodos de nuestro territorio, como son: Agopampa, Yumo, Tapu estos cerros con sus hermosas vicuñas, Chunca, Chalmán, Chuyucancha, Panchac, Patarhuanca, lugares con sus majadas y donde se elaboran los sabrosos quesos y requesones, en Cachir, Purutama, Achán, Huascarcancha, Tapas, Racotama, Yuncán, Shumuna y otros y un año cada lugar para ir a barvechar como es lejos mas o menos 12 km se va por dormido, en un primer lugar, las autoridades comparten las chacras todos los comuneros activos y pasivos el de los finados pasan para el comunero que no tiene y forma grupos para ayudarnos, los que no tienen para dormir se proveen de sus carpas, estas tierras producen todos solamente con las lluvias, nos imaginamos, por la falta de agua han fenecido las comarcas antiguas, es pués el agua bien escaso, no hay manantiales de consideración, apenas hay para que beban nuestros animales, para desgracia no hay lugares aparentes para construir represa, así también es esos lugares producen papas de distintos colores y formas, son bien agradables, también allí se siembran ocas, ollucos aún cebada.

Yacotincoj es una pampa situada en las alturas, por los costados dos quebradas con agua, dicho lugar nos sirve para elaborar el chuño, se lleva las papas menudas, se le tiende sobre paja, luego se le moja con agua a las 6 p.m. al siguiente día y la papa está helado y se pachurra de uno en uno, se le envuelve con paja en una posa con agua, se le machuca con piedras planas a 25 a 23 días se la saca y puedes comer en diferentes formas y es solicitada por la gente de otros lugares, este afán en los primeros días del mes de julio época de heladas.

San Juan de Viscas en la actualidad, tiene todos sus documentos bien saneados con los pueblos vecinos, aún posee un plano catastral, sus límites: por el este con la comunidad de Ravira, por el norte con la comunidad de Pacaraos, por el oeste con la comunidad de Coto por el sur, el río Chancay y la comunidad de Ravira zona baja...


Notas a pie de página

1 El valle se ubica dentro de los 11° 00' y los 11° 45' de latitud y entre los 76° 28' y 77° 20' de longitud. 

2 Todos los distritos de Huaral albergan restos arqueológicos. Sólo en los distritos de la costa (Chancay, Aucallama y Huaral), se encuentran cerca de treinta y seis ruinas prehispánicas. En la sierra, los más importantes de los alrededores de Pacaraos son Ninas, Tapasmarca, Culle, Chupas y Cachirmarca; y de Atavillos Alto, Auquihuillca, Anchu y Huampón.

3 Estas son: San Luis de Chaupis, San Agustín de Páriac, San Salvador de Pampas, San Gregorio de Antacoto, San Juan de Ichoc-Huánuco, San Cristóbal de Huascoy, Santa Cruz de Cormo, San Pedro de Huaroquín, Santiago de Chisqui, Nuestra señora de la concepción de Passa, San Pedro de Pirca y San Pedro de Pállac, capital del repartimiento.

4 Estos son: Santa Lucía de Pacaraos (su capital), San Juan de Viscas, San Miguel de Vichaycocha, Santa Cruz de Andamarca, Santa María Magdalena de Ravira, Santa Catalina de Collpa, San Juan de Chauca y San Antonio de Cully. Este último es el único pueblo del cual no se encuentran referencias en la actualidad.

5 San Pedro de Pari, su capital; Nuestra Señora de la Concepción de Checras; San Juan de Guayllay; San Agustín de Guaychao; y un pueblo aun no identificado.

6 Durante la segunda mitad del siglo XVI, Santo Toribio de Mogrovejo consigna entre los nueve curatos de la provincia de Canta: el de Atavillos altos (con 7 anexos) y el de Pari (con 12 anexos). Esta distribución se mantuvo hasta bien entrada la primera mitad del siglo XX (Vadillo 1963: 39). Es en el Censo Nacional de 1961 que aparecen 14 distritos: Canta, Huamantanga, Araguay, Huaros, Lachaqui, San Buenaventura y Santa Rosa de Quives, en la cuenca del Chillón; y Lampián, Atavillos Alto, Atavillos Bajo, San Miguel de Acos, Sumbilca, 27 de Noviembre y Pacaraos, en la cuenca del río Chancay.

7 El Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas del Perú crea la provincia de Huaral, mediante D.S. 21488, el 11 de mayo de 1976. La nueva provincia de Huaral es conformada por doce distritos. Cuatro de la antigua provincia de Chancay: Huaral (la nueva capital provincial), Chancay, Aucallama, e Ihuarí. Y ocho distritos de la parte alta del valle (hasta entonces adscritos a la provincia de Canta): Lampián, Veintisiete de Noviembre y Pacaraos en la margen izquierda; y San Miguel de Acos, Atavillos Bajo, Atavillos Alto, Sumbilca y Santa Cruz de Andamarca, en la margen derecha.

8 El presidente dirige las asambleas mensuales donde todos los comuneros - aquellos varones adultos que asumen los cargos de la comunidad - discuten y toman decisiones.

9 Las lluvias comienzan usualmente en octubre, así que en diciembre la cantidad de pasto fresco ha aumentado ya considerablemente. Comienza pues la mejor época del ganado. A partir de entonces y durante los primeros cinco meses del año, es decir, hasta mayo, el ganado podrá pastar cada vez más cerca del pueblo. Los criadores aprovechan su descenso para ordeñarlo e incrementar la producción de queso (una de las actividades comerciales más importantes de las familias de la región). Muchas comunidades eligen esta época para contabilizar el número de reses que posee cada uno de los criadores y para realizar los cobros respectivos por el usufructo de los pastizales: es el "control" o "conteo". En los meses posteriores a mayo, la temporada de lluvias llega a su fin. Poco a poco desaparece la densa neblina que asciende por el estrecho valle y envuelve las villas más altas en las tardes. Comienza entonces una época de escasez para el ganado, que comienza a ascender progresivamente hacia las alturas donde aun es posible encontrar suficiente pasto fresco. El ganado se aleja pues considerablemente del pueblo y vaga más libre que nunca. Sólo el ganado fino permanecerá en las inmediaciones del pueblo, alimentándose en las "moyas" (dehesas de las tierras en descanso) o en los alfalfares particulares (Casaverde et. al. 1982: 117-127; y Degregori et. al. 1973: 48-57).

10 La población que migra a partir de entonces es sobre todo la menor de veinte años y la que se encuentra entre los treinta y cuarenta años. Entre los menores de 20, la población rural disminuye de modo constante entre 1972 y 1981 en más del 50 %. Entre los mayores de 20 y menores de 40, la población de las comunidades campesinas también disminuye en más del 50%, pero sobre todo a partir de la década del ochenta. La misma época marca a la generación adulta entre los 40 y 60 años (que disminuye en un 30 %) y la de ancianos mayores de sesenta (que disminuye abruptamente en un 50 %, luego de un prolongado aumento en la década anterior). (INEI 1974, 1983 y 1994).

11 Este rasgo, que puede ampliarse a toda la sierra de las provincias de Huaral y de Canta, se remonta hasta la década de 1940. Según el censo nacional de aquel año más del 56% de la población de la entonces provincia de Canta (que incluía el valle alto del Chancay y el del Chillón) contaba con instrucción escolar. En 1962 habían en la provincia un total de 99 escuelas (de 1o y 2o grados) y 275 profesores para un total de 8334 alumnos matriculados. El caso más notable de este incremento de la instrucción de los habitantes de la entonces provincia de Canta es la comunidad de Pariamarca (distrito de Lachaqui) donde el 75% de las familias cuentan en su seno con uno o más profesionales (Vadillo 1963).

12 El distrito de Pacaraos está conformado por cuatro comunidades, cuyas villas forman un círculo que abarca ambas márgenes de la cuenca, la mayoría de ellas apostadas sobre breves planicies que miran al precipicio del cauce del río Chancay. La excepción es San Miguel de Vichaycocha, la más alta, que se encuentra al borde mismo del río Chancay.

13 Vivienda y corral, ambos construidos de piedra, conforman una estancia en sentido estricto (pero también es llamado así el conjunto de ellos, o los lugares donde estos se ubican). Los principales conjuntos de estancias de Viscas son: Ruruy, Ccarapampa, Añaipampa, Rupaycancha, Azulcocha, Gumo, Chunca, Curcuitama y Cachir.

14 Nuestras investigaciones de campo en San Juan de Viscas comenzaron hace ya cuatro años (cf. Rivera Andía 1999). Conocimos a D. Aquiles durante las celebraciones de la herranza de 1999, la segunda vez que acudíamos a Viscas y la primera que presenciábamos sus rituales y emblemas. Aquiles García Pastrana es uno de los músicos más importantes del valle del Chancay. Director de la banda de música Vanguardia Carmelita desde hace más de cuarenta años, viaja constantemente a los pueblos para cuyas fiestas es contratado (aun en otros valles fuera de la provincia). Aquiles ha tocado toda su vida y compone desde hace muchos años en varios géneros musicales. Los días de en que llegábamos a su casa de Viscas, lo encontrábamos sentado frente a una pequeña mesa en la que escribía pentagramas. Entonces nos explicaba lo que estaba escribiendo, o nos mostraba una nueva canción que lo había asaltado en sueños la noche anterior.

15 D. Aquiles también ha puesto por escrito numerosos pentagramas y cancioneros de su autoría, que, por motivos de espacio, hemos dejado de lado en esta publicación. Esperamos poder editar, más adelante, todo este material en conjunto.

16 Esta es, en todo caso, una manera de responder a esa corriente crítica que, sobre todo en Norteamérica, ha llegado a extremos difíciles de aceptar. Cf. B. Scholte (1970), J. Fabian (1971 y 1983), D. Hymes (1972), J. Clifford (1983), Clifford y Marcus (1986) y R. Rosaldo (1989).

17 Es necesario esbozar una historia de la reflexión antropológica en el Perú, y formular un balance y una revisión crítica de los paradigmas antropológicos que orientaron las monografías, artículos, tesis y libros producidos sobre la sociedad en el Perú. Un estudio de este tipo - que puede emprenderse por instituciones, por regiones y por décadas - es importante para comprender los modos de enseñanza y de comprensión de la cultura en el Perú tanto en el pasado como en la actualidad.

18 Los tiempos en que Vivanco - cuyo profesor, Matos Mar, nunca publicó sus investigaciones - viajó al valle de Chancay, destacan la virtud y la sensatez de su trabajo. En aquellos años en que algunos jóvenes con una particular idea de la justicia social se lanzaban a aventuras "guerrilleras"; y en los que los artistas de vanguardia asombraban con sus proezas; sólo los llamados "folkloristas", parecen haber cumplido esa fundamental tarea de desvelarnos el mundo propio, pero también inédito, de nuestros países.

19Un estudio serio de las manifestaciones culturales andinas contemporáneas requiere de la comparación sistemática y de la descripción detallada de las manifestaciones rituales aún desconocidas por la etnografía andina. Esta labor es, como ha sido dicho más de una vez, urgente, pues los evidentes procesos de transformación en la sociedad rural alteran estas manifestaciones en un sentido cuyos lineamientos precisos aún desconocemos.

* Aquiles García Pastrana es el autor del texto y del testimonio que presentamos a continuación. La recopilación, presentación, trascripción y notas a pie de página del testimonio y del texto de D. Aquiles fueron elaboradas por Juan Javier Rivera Andía. La trascripción del cuaderno contó con la colaboración de Dánisa Catalán Contreras.

** La transcripción de estas conversaciones con D. Aquiles, proviene de una grabación magnetofónica y fílmica realizada en su pueblo natal, entre el 23 y el 26 de abril del año 2002. Fue en esos días que D. Aquiles nos mostró su cuaderno.

21 La comunidad de San Juan Bautista de Lampián es la capital del distrito del mismo nombre, en la provincia de Huaral.

22La comunidad de San Miguel de Acos es la capital del distrito del mismo nombre, en la provincia de Huaral.

23 La comunidad de San Pedro de Huaroquín pertenece al distrito de Atavillos Alto, en la provincia de Huaral.

24 Hasta aquí, D. Aquiles nos da un testimonio pocas veces recogido: el del surgimiento de un culto religioso nuevo dentro de una comunidad campesina. Del testimonio se deduce que, antes de 1940, la Virgen del Carmen - tan importante hoy en día - no formaba parte del panteón de santos honrados en las fiestas de San Juan de Viscas.

25 Esta expresión, "ir por vaca", es común en los pueblos del valle: quiere decir ir a ordeñar o a cuidar las reses de la familia.

26 Esta banda se llamará "Filarmónica Juventud Visqueña". Su director es Rodolfo Florecín, visqueño que reside hoy en Santa Lucía de Pacaraos. Hace ya varias décadas, esta banda editó dos discos de vinilo que hemos encontrado en manos de varias familias del valle de Chancay.

27La comunidad de San Pedro de Pirca es la capital del distrito de Atavillos Alto, en la provincia de Huaral.

28 La comunidad de Santa María Magdalena de Ravira pertenece al distrito de Pacaraos, en la provincia de Huaral.

29 La comunidad de Santa Cruz de Cormo pertenece al distrito de Atavillos Alto, en la provincia de Huaral. Se encuentra en la margen opuesta del río Chancay en la que está Ravira.

30 "Raconear" parece derivarse de "racuana", que, a su vez, parece ser una castellanización del término quechua rakwash: "Herramienta agrícola usada por las mujeres: 'rejilla'" (Adelaar 1982). Este instrumento es la contrapartida del arado de pie usado en los Andes, la taqlla. Que un hombre intente utilizar esta herramienta femenina se explica por la labor específica o por la debilidad física de D. Aquiles.

31 San Pedro es, como lo indica su nombre, el patrón de San Pedro de Pirca, pueblo natal del interlocutor de D. Aquiles.

32 No hemos logrado identificar esta planta.

33 Es posible que se trate de Viguiera spp., planta silvestres de la sierra, de la familia de las Asteráceas, con dieciocho especies en el Perú. Dos de las denominaciones más comunes de esta planta son "aruruhuay" y "pinao" (Brack 1999: 522).

34 La comunidad campesina de Santa Cruz de Andamarca es la capital del distrito del mismo nombre, perteneciente a la provincia de Huaral y departamento de Lima.

35 Huándaro es una comunidad del distrito de Sumbilca, en la provincia de Huaral y departamento de Lima.

36 "Chifa" se llama en Perú a los restaurantes de comida china.

37 Santiago de Chisque es una comunidad perteneciente al distrito de Atavillos Alto, en la provincia de Huaral y departamento de Lima.

38 Huayllay es la capital del distrito del mismo nombre (ubicado a una altura de 4310 y con una población de casi 8000 habitantes) que se encuentra en la provincia de Pasco y en el departamento de Cerro de Pasco.

39 La comunidad de San Pedro de Pirca es la capital del distrito de Atavillos Alto, en la provincia de Huaral y departamento de Lima.

40 San Miguel de Vichaycocha es la comunidad más apartada del distrito de Pacaraos, en la provincia de Huaral y departamento de Lima.

41 No hemos logrado ubicar este lugar, que debe pertenecer a una de las provincias norteñas de Lima (Huaura u Oyón).

42 La villa de Sayán es la capital del distrito del mismo nombre (ubicado a 685 m. y con una población de 20702 habitantes), perteneciente a la provincia de Huaura, departamento de Lima.

43 Huaura es otra provincia del departamento de Lima, cuyo territorio colinda con el de Huaral por el norte.

44 La comunidad de Parquín pertenece al distrito de Santa Leonor (cuya capital, Jucul, cuenta con 1692 habitantes y se encuentra a 3580 m.) provincia de Huaura, departamento de Lima.

45 San Cristóbal de Huascoy y San Juan de Uchucuánico son dos comunidades aledañas que pertenecen al distrito de Acos (cuya capital es la comunidad de San Miguel de Acos), en la provincia de Huaral, departamento de Lima.

46 El texto al que se refiere lleva por título: "Nuevo sistema de armonía". Autor: Eduardo Gariel.

47 Una "junta" está conformada por un grupo de personas (usualmente parientes) que se asocian para colaborar en los rituales de marcación de ganado y en el cuidado cotidiano de las reses.

48 La comunidad de San José de Baños pertenece al distrito de Atavillos Alto, provincia de Huaral, departamento de Lima. Se trata de una de las villas más aisladas de todo el valle.

49 Es decir, no se pueden tocar los takis que corresponden a las parcialidades de San Juan de Viscas.

50 "Bayita" es una vaca de color bayo.

51 Pilsen es la marca de una de cervezas más populares en el Perú.

52 Diminutivo de sal.

53 "Gorrear", en el argot popular, es el uso parcial de lo ajeno que hace alguien sin consentimiento del propietario.

54 Comentario de D. Aquiles: "al rodeo le dicen ranza, pues". "Ranza" es un abreviación de "herranza".

55 Comentario de D. Aquiles: "Muqui es un sitio, arriba en la pampa".

56 Emisora radial especializada en la transmisión de noticias.

57 El adjetivo "colorado" califica a temas o conversaciones con alusiones eróticas o sexuales.

58 El puerto de Huacho es la capital del distrito del mismo nombre (donde habitan unas 55000 almas aproximadamente), que pertenece a la provincia de Huaura y al departamento de Lima.

59 No hemos obtenido la ubicación exacta de esta comunidad (que debe encontrarse en las provincias limeñas del norte de Huaral: Huaura u Oyón).

60 Paccho es la capital del distrito del mismo nombre (con una población superior a los 2000 habitantes y ubicado a una altura de 3275 m.), que pertenece al distrito de Huaura y al departamento de Lima.

61 La comunidad de San Juan de Coto pertenece al distrito de Veintisiete de Noviembre, provincia de Huaral, departamento de Lima. Coto y Viscas están, efectivamente, separadas por una cordillera llena de extensos pastizales.

* El cuaderno donde Aquiles García Pastrana escribió el siguiente texto es el que suelen utilizar los escolares peruanos. De quince por veintiún centímetros, con cincuenta hojas rayadas horizontalmente, éste cuaderno contiene una propaganda edificante en su tapa: "!Aléjate de las drogas!" (en la carátula), "Tú eres joven, el destino del Perú estará en tus manos, ese tiempo llegará, prepárate, esfuérzate, estudia. ¡El Perú necesita de ti!", "Hoy más que nunca el Perú necesita del aporte de sus hijos ¿Qué haces tú por el Perú? Aportemos lo mejor para engrandecerlo. ¡Estudia, prepárate para el mañana!". En la primera página del cuaderno está escrita (con letras grandes) la siguiente frase: "Cuaderno perteneciente a Aquiles García Pastrana". Tres páginas después, comienza el texto que transcribimos a continuación. La transcripción respeta la ortografía original. En cuanto a la redacción, todos los casos en los que hemos agregado algo - sea una preposición, un artículo o una sílaba dentro de una palabra -, muestran el término o signo agregado entre corchetes. Existe un caso particular. D. Aquiles suele utilizar una coma en vez de un punto seguido. Por tanto, a veces, es difícil discernir donde termina una oración y donde comienza la otra. Con el fin de facilitar la lectura del texto, hemos reemplazado las comas por puntos seguidos allí donde lo creímos conveniente. En estos casos, colocamos el signo "[.]" seguido de una letra mayúscula. En los casos en que agregamos un punto seguido sin que Aquiles García haya escrito ningún signo, utilizamos el signo "[.]" seguido de una letra minúscula. Establecemos este punto seguido solo en aquellos casos en los que estamos seguros que responde al sentido de las oraciones.

63 Todas las comunidades de la cuenca alta del río Chancay poseen un establecimiento principal y otro secundario. Para algunas, como Viscas, la villa principal es aquella fundada por la administración española en la región quechua. Para otras, sin embargo, los maizales - y las alquerías construidas a su alrededor -, ubicadas en la región yunga, tienen tanta importancia como la antigua villa. Así, en ciertas temporadas, la población pasa allí varios meses y deja casi desierta su villa principal. Esta variación de hábitat parece derivarse del peso económico de los cultivos de altura baja, como el maíz o las frutas (Casaverde et al. 1982 [1968]: 51). La gran mayoría de comunidades posee pues dos residencias entre las cuales se desplazan según las estaciones del año. Así, durante la época del rodeo del ganado, los pueblos de las alturas cobrarán todo su vigor. Y durante los meses de la siembra del maíz, Enero y Febrero, los cálidos villorrios de la yunga estarán más poblados que otros meses.

64 Mashwa: Tropseulum tuberosum.

65 El espacio donde se debería haber consignado la distancia entre la villa de Viscas y la ciudad de Huaral se encuentra en blanco en el original.

66 Aun no hemos logrado averiguar a qué aves se refiere D. Aquiles con "papagayo". Lo cierto es que no se trata del ave prensora de América que tan a menudo se domestica.

67 Aun no hemos podido identificar esta ave. El "chiwillo" es consignado en el léxico quechua de Pacaraos elaborado por Wilhem Adelaar solo como "un ave de la costa" (1982: 27). Alejandro Vivanco recogió el siguiente testimonio de Felipe Silva Flores, en la vecina comunidad de San Pedro de Pirca (distrito de Atavillos Alto) el 12 de febrero de 1963. Felipe Silva conocía una canción que mencionaba el pajarillo:

Desde el primer día señalado [para la construcción de la casa] se presentan todos con su óbolo voluntario en dinero y con su trabajo personal. El dueño nombra un juez y un tesorero para que controle el trabajo. // Los padrinos y ahijados llevan la "pirwa" para colocar dentro de la casa en los travesaños. Afuera colocan solamente adornos de cintas de colores que llaman "pateche". // Hay un canto especial así: "Sube, sube, chiwillito, saca, saca, el choclito que está en el techo. Baja, baja, chiwillito, de nuevo a tu hacienda".// Chiwillos eran los que subían al techo y saltaban encima para probar la consistencia del techado. (Archivo "José María Arguedas": Ficha transcrita de la página 67 del cuaderno de campo No. 7).

La canción pertenece a un ritual poco estudiado en los Andes: la inauguración de la vivienda de una nueva pareja conyugal. Estas celebraciones, en los Andes centrales peruanos, aluden constantemente a un ave sobre el tejado. En el valle del Mantaro (en la provincia de Jauja) hay un ave llamada chiwaku que es el zorzal (turdus chiguaco). Pero es al picaflor o qinchu al que aluden sus canciones en torno a la inauguración de las casas (1976: 42). El qinchullay es una celebración especial realizada durante la primera noche transcurrida luego de la inauguración de la casa. Tienden un pañuelo y ponen sobre él pequeñas porciones de coca, aguardiente, cigarrillos y caramelos. Hacen un atado con todos estos productos y los esconden entre las tejas y la paja del techo: es la presea del picaflor. Este es interpretado por un joven designado por el padrino. Debe entrar en la casa batiendo los brazos como un colibrí que succiona el néctar de las flores. Una vez dentro, sube al techo por una cuerda atada a las vigas, y busca el atado oculto. Mientras todo esto sucede, las mujeres - usualmente guiadas por la esposa del carpintero que ha dispuesto la estructura del techo - entonan una canción particular. Nosotros recogimos una versión en quechua de este tema (el tema fue interpretado por Ernestina Camarena Peralta, anciana de 82 años oriunda de Llampa, en la provincia de Jauja, departamento de Junín): "Qinchullay, qinchullay, ¡Parparillaykuy! ¡Sirsirillaykuy! Qinchullay, qinchullay, ¡Cumplenllampa! ¡Tijerasllampa! Qinchullay, qinchullay, ¡Allin carpinteropa lulashran wasillayqa! ¡Curapa padrepa taykunanmi Wasillayqa!". Podríamos traducir este tema del siguiente modo: "Mi pequeño picaflor, ¡Bate tus alas! ¡Revolotea! Mi delicado picaflor ¡Por el cumple! ¡Por la tijeras! Mi diminuto colibrí ¡Un buen carpintero ha diseñado mi casa! ¡Mi casa es digna de que un cura venga a sentarse!".

68 Casi todos los habitantes de San Juan Viscas afirman haber visto alguna vez al kiwyu. Se trata, según dicen, de un ave de tamaño similar al de una gaviota o una gallina (de poco más de diez centímetros de alto), de pico negro y de color gris, según unos, y verde oscuro, para otros: éste último color los volvería difícilmente distinguibles en medio de los pastos de las alturas. Habitan, en grupos de siete u ocho, cerca de las lagunas más altas de la comarca, debido, sobre todo, a que "le gusta el agua". El kiwyu comparte el mismo hábitat de las vicuñas silvestres que habitan en la puna y del mismo ganado vacuno que es festejado en el rodeo (muchos afirman que el kiwyu se ha "familiarizado" mucho con él). Quienes visitaron Pacaraos en la década de 1960 vieron este baile en el que los jóvenes venidos de las alturas gritaban "¡Kiwyu!" y se revolcaban en el suelo levantando una polvareda que los cubría. Las mozas, espantadas, veían entonces cómo estos ágiles muchachos tendidos en el suelo levantaban los pies en el aire y los agitaban dando vueltos sobre su espalda. Las fichas de Alejandro Vivanco en el archivo "José María Arguedas" (1963) agregan que, en otros pueblos, los mozos solían disfrazarse de kiwyus. Aún hoy, como lo muestran nuestras descripciones, es posible encontrar los ecos de este baile en el momento en que, convertidos en pájaros, los vasallos y su capitán descienden de las alturas y recorren el pueblo.

Hay escasas referencias a la denominación científica de esta ave. Es posible que se trate del mismo que llaman qewlla en el departamento de Ancash y es identificado como larus serranus (Parker et. al. 1976); qewilla, en el de Cajamarca, donde se le atribuye color blanco (Quesada 1976); y qiwlla o tiwlla en la región de Junín (Cerrón-Palomino 1976). Los letrados del valle del Chancay nos aseguraron que el nombre castellano del kiwyu era "francolina"; refiriéndose al francolín (Francolinus francolinus), un ave gallinácea parecida a la perdiz, de plumaje predominantemente negro y espalda gris. Benavides Estrada, en su etnografía contemporánea de San Cristóbal de Huascoy, comunidad de la margen izquierda del río Chancay, nos ofrece una ilustración de la "perdiz Kiula", que clasifica como "Tinamotis patlandi" (s/f: 76), y una descripción: "...es la perdiz de mayor tamaño que existe en el Perú. Habita en las altas punas. Su color es grisáceo, con finas rayas y manchitas amarillentas, vientre castaño, cabeza y cuello con rayas longitudinales en negro y blanco. Su nombre vulgar no es sino la onomatopeya de su grito de huida: "kiuy, kiuy, kiuy...". Sus huevos son de color amarillento y brillantes".

A pesar de que Benavides anota un gran número de celebraciones y bailes propios de Huascoy, y de que en esta comunidad hay mucha ganadería (Greslou et. al. 1986: 17), no hay alusión alguna a un baile relacionado con esta ave. En cambio, sólo algunos kilómetros más arrriba, en Pacaraos, el término quechua kiwyu es traducido por Adelaar (1982: 41) como "un baile tradicional": kiwyuktáp qachwarinmi ulqukuna ("los hombres bailan kiwyu") y kiwyurishaq ("bailaremos kiwyu").

Algunas de las ideas predominantes en torno al comportamiento de estas aves, afirman que ellas bailan y cantan, especialmente en los meses en que se inicia la lluvia, cerca de los nevados. Entonces, uno, de preferencia un macho, es rodeado por el resto que, formando un círculo, gira a su alrededor. Es el macho quien "manda" y quien dirige los movimientos de todos los demás. Al terminar su danza, se lanzan sobre sus compañeros vociferando: "¡Churr! ¡Churr". Una vez que las aves se han "pisado" (copulado), todos caen como si estuviesen muertos. Permanecen así, "ebrios" o "muertos", durante unos minutos en los que es fácil atraparlos. Luego despiertan y continúan su baile. Esta danza atribuye a los kiwyus ciertas características sociales. Ellas bailan, como los hombres, con un orden determinado y en una época determinada del año. La conformación de su baile distingue géneros y jerarquías: el macho manda; las hembras obedecen. Ahora bien, esta conducta aparentemente social resulta sorprendente si tenemos en cuenta que pertenecen al reino animal, ajeno a la humanidad (pues no está domesticado). Y que habitan el mundo que, en el contexto del rodeo, es asociado a lo silvestre. Las más altas punas, lejanas al pueblo y sólo pobladas por vicuñas, buitres, zorros y venados, asociadas al espíritu de los cerros. Para una interpretación de la danza de los kiwyus, cf. Rivera (2003).

69 No hemos podido identificar este término.

70 Tukuu. Voz quechua. Búho. Cf. Adelaar 1982.

71 Liqlish. Adelaar lo traduce como "cierta clase de ave de las alturas: 'liclish'" (1982: 47). Aun no hemos podido identificar esta ave.

72 Aquí la falta de ilación es evidente. Puede contribuir a explicarla el hecho de que precisamente entre "el" y "por" se realice un cambio de página. El cuaderno original no parece haber perdido ninguna página ni fragmento de ésta.

73 Este signo no es exactamente igual a la extraña grafía encontrada en el original. Una representación mucho más precisa requeriría que el signo "±" girase 135º hacia la izquierda.